Bergoglio inició su pontificado con señales de austeridad

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Entre otras acciones, fue a la residencia donde se alojó en los días previos al cónclave, recogió su valija con las cosas que llevó a Roma desde Buenos Aires y pagó la cuenta "para dar ejemplo".

El papa Francisco, nombre adoptado por Jorge Mario Bergoglio, acudió a la residencia donde se alojó en los días previos al cónclave, recogió su valija con las cosas que llevó a Roma desde Buenos Aires y pagó la cuenta "para dar ejemplo", aseguró este jueves el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

Fue un gesto inscripto en una serie de señales de austeridad y sencillez que dio el flamante jefe argentino de la Iglesia en las primeras horas como sumo pontífice: 

* Eligió llamarse Francisco, en una clara vinculación de su perfil con San Francisco de Asís, el santo de los pobres.

* En su primera aparición ante los fieles, en el balcón del Vaticano, evitó lucir la tradicional estola del atuendo papal y llevó en su cuello la cruz pectoral que usa desde hace años; 

* En sus primeras palabras, destacó el hecho de que los cardenales buscaron al nuevo pontífice "en el fin del mundo", señalando su origen periférico, alejado de las potencias centrales.

* Durante su primera cena como papa en la residencia de Santa María sorprendió a los cardenales con un chiste: "Que Dios los perdone por lo que han hecho", les dijo, en referencia a su designación  al frente de la Iglesia.

* En la mañana de este jueves, rechazó un coche oficial privado y prefirió trasladarse a la Iglesia de Santa María la Mayor, donde oró por la misericordia, en un colectivo común que compartió con los cardenales. 

* Antes de ser papa, incluso, había devuelto el pasaje aéreo en Primera, donó la diferencia y viajó a Roma en clase turista.

Federico Lombardi, vocero del Vaticano, destacó este jueves que el "estilo sencillo (del nuevo pontífice) ha ganado el cariño del pueblo de Roma", y, en esa línea, las agencias de noticias internacionales recordaron que el ahora papa, siendo cardenal, aseguró que "la vanidad y el arribismo es una actitud de la mundanidad espiritual que es el peor pecado de la Iglesia".

En una entrevista realizada por el diario La Stampa en febrero último, el entonces arzobispo de Buenos Aires denunció el llamado "carrerismo" (hacer carrera en el Curia romana), "la búsqueda de ventajas que entran plenamente en esta mundanidad espiritual".

"Como ejemplo de lo que es realmente la vanidad con frecuencia digo: miren a un pavo real, si lo miras de frente es muy bonito. Pero si da algún paso y lo ves por detrás, te das cuenta de la realidad. Quien cede a esa vanidad autorreferencial en el fondo esconde una miseria muy grande".

En esa entrevista, añadió que "se debe evitar la enfermedad espiritual de la Iglesia autorreferencial. Cuando llega a serlo, la Iglesia se enferma, y por ello se debe salir de sí mismo y andar a la periferia".




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