Brasil tuvo en 2015 su peor déficit en 14 años

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El país vecino acumuló el año pasado un déficit equivalente al 1,88% de su PBI. En medio de las políticas de ajuste impulsadas por Dilma Rousseff, durante 2015 se perdieron, además, 1,5 millón de puestos de trabajo.

Brasil registró en 2015 un déficit fiscal primario de 111.249 millones de reales (unos 27.286 millones de dólares), su peor resultado desde que en 2001 comenzó la actual serie estadística de medición, informó este viernes el Banco Central.

Las cuentas públicas brasileñas acumularon un déficit equivalente al 1,88 % del Producto Bruto Interno (PBI) y encadenaron su segundo año consecutivo en números rojos.

En 2014 el saldo negativo primario de las cuentas públicas brasileñas, que no incluye los recursos destinados al pago de intereses de deuda, fue de 32.500 millones de reales (7.971 millones de dólares), una cifra correspondiente al 0,57 % del PIB.

Ya con la bonificación de los intereses, el déficit nominal alcanzó en el año 2015 los 613.000 millones de reales (150.355 millones de dólares), que representaron el 10,34 % del PIB.

Al mal resultado del déficit primario incidió el balance de diciembre, que tuvo un rumbo negativo de 71.700 millones de reales (17.586 millones de dólares), frente a los 19.640 millones de reales (4.817 millones de dólares) de saldo rojo del mes precedente.

Además, el balance anual se vio afectado por el pago de una millonaria deuda que el Gobierno debía a la banca pública. Esta deuda era consecuencia de que el Ejecutivo dejó de depositar a las entidades, usadas como agentes de pagos, parte de los montos previstos para subsidios de desempleo, ayudas a familias de renta baja y otros créditos.

Este mecanismo de "maquillaje" fiscal fue el justificante para la petición de apertura de un juicio político con miras a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, cuya tramitación se reiniciará en febrero tras el receso parlamentario.

Para tratar de enderezar el rumbo de las cuentas, el Ejecutivo lanzó a principios de 2015 un plan de ajuste fiscal, que todavía no ha sido totalmente aprobado por el Congreso y que incluye la elevación de tributos y la reducción de gastos, lo que enfrió la economía doméstica. Sin embargo, las medidas de austeridad no conseguieron controlar el déficit, que siguió aumentando.

Por eso, el Gobierno tuvo que modificar varias veces su meta fiscal de 2015, aunque confía en una mejora para este año, cuando prevé un superávit primario equivalente al 0,5 % del producto interior bruto.

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