Regresó al Museo Louvre la corona de la emperatriz Eugenia: los detalles de la histórica pieza

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Francia todavía no logra salir del asombro tras la vulneración, en unos pocos minutos, de uno de los museos más emblemáticos y vigilados del mundo.

Tras el cinematográfico robo al Louvre, quizás el museo más famosos del mundo, regresó una parte del botín que se llevaron en pocos minutos varios ladrones que vulneraron la seguridad de uno de los lugares más emblemáticos y vigilados de París, Francia.

En su huida, y tras robar varias joyas de incalculable valor histórico y patrimonial de la colección napoleónica, los delincuentes dejaron caer la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo. La pieza apareció dañada tras la huida, pero su recuperación devuelve al museo un pedazo de historia viva de la Francia imperial.

Museo del Louvre

Se trata de una corona única, con ocho arcos en forma de águila de oro cincelado, rematada con un globo de diamantes y una cruz latina, que suma 1.353 diamantes y 56 esmeraldas. Cada detalle refleja el poder y la elegancia de Eugenia de Montijo, última emperatriz de Francia y esposa de Napoleón III.

Aunque su nombre es especialmente reconocido en Francia, Eugenia era española: nació en Granada y se formó entre Inglaterra y Francia. Rompió moldes a lo largo de su vida, siendo regente en tres ocasiones, impulsando la cultura y la lucha por los derechos de las mujeres.

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Tras la guerra franco-prusiana, Eugenia se exilió en Inglaterra y subastó gran parte de sus joyas, aunque algunas acabaron en el Louvre. La corona, tras la caída del III Imperio, fue devuelta a la aristócrata española y luego legada a la princesa María Clotilde Bonaparte, hasta que Roberto Polo la donó al museo a finales del siglo XX, consolidándola como uno de los tesoros más admirados de la Galería Apolo.

Un robo histórico en Francia

El asalto, que duró apenas siete minutos, tuvo lugar a primera hora del domingo. Los ladrones accedieron con un montacargas, rompieron vitrinas con motosierras y se llevaron varias piezas de la colección napoleónica: un collar, un broche, una tiara y, entre ellas, la corona de Eugenia. Por fortuna, el diamante más famoso de la colección, el Regente, de más de 140 quilates, permaneció intacto.

diadema

La colección de Eugenia en el Louvre incluye también la diadema de perlas, un regalo de Napoleón III el día de su boda en 1853, creada por Gabriel Lemonnier con 212 perlas y 2.000 diamantes. Tras pasar por varias manos, fue adquirida por los Amigos del Museo del Louvre y se exhibe actualmente junto a otras joyas históricas, como el lazo de diamantes creado por Kramer para la emperatriz.

Otras piezas desaparecidas en el robo incluyen el juego de zafiros de la reina María Amelia, el collar y pendientes de esmeraldas de la emperatriz María Luisa y un broche relicario de 97 diamantes. Algunas piezas de la colección, como la corona de Luis XV, no son lo que parecen, pues están realizadas en plata sobredorada y piedras falsas, recordando que en la historia de la joyería la belleza no siempre va de la mano del valor material.

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