Crisis sin freno: cierre de sucursales de Ribeiro y más de 1500 puestos en riesgo

Sociedad

Unos 1500 empleos están en peligro por el cierre de los locales de Flores y las ciudades Arrecifes y Casilda que tiene la compañía de venta de electrodomésticos.

Con impotencia, bronca y un escenario desolador se encontraron los empleados de Minicuotas Ribeiro cuando este martes por la mañana se dirigieron a su lugar de trabajo en el barrio porteño de Flores y se encontraron con que las persianas de la sucursal estaban bajas y sus compañeros en la calle. El cierre del local se suma a los de las ciudades de Arrecifes y Casilda, y la situación la describen como “angustiante”.

Hace once meses la empresa comenzó a pagarles el suelo en cuotas –algo que continuaba hasta el día de hoy-, y hace cinco entraron en proceso preventivo de crisis obteniendo el beneficio de no pagar cargas sociales.

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Manuel Ribeiro no da la cara, no se acerca ni habla con los trabajadores”, denuncia Mario Amado, delegado de Comercio, cuyo futuro laboral al igual que el de sus compañeros es incierto ante el cierre de las sucursales.

La denuncia viene acompañada de un fuerte trasfondo político de cara a las elecciones presidenciales del próximo domingo. Según indicaron a C5N, previo a las PASO el empleador les envió “un mensaje de WhatsApp donde invitaba a votar a Mauricio Macri”.

En tanto, informaron que el lunes, “la empresa y el sindicato de Comercio firmaron un acuerdo para depositar la segunda cuota de diez mil pesos como si con eso alcanzase para vivir. La posición del gremio es acompañar a las empresas y no a los trabajadores”.

Nadie nos comunica nada, nos contenemos entre nosotros, hay un silencio abismal desde la empresa”, expresó Nicolás Farut, vendedor de la sucursal de Pompeya y agrega: “Uno es consciente de que la venta bajó y la situación del país no acompaña pero la empresa no se puede financiar a cuenta de los empleados”.

Federico Montes de Oca de la sucursal de Caballito describió la situación que viven los empleados: “Hay muchos compañeros que no tienen un plato de comida para llevar a la casa. La empresa dice que a fin de mes nos terminan de pagar el sueldo y a esa altura los punitorios que tiene que pagar ya son abismales”, y agrega: “Estamos muy angustiados, nos cuesta dormir y hay varios compañeros con picos de presión”.

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