La respuesta ha sido el "blue"


Escribe Dante Sica (*)

La discusión alrededor de todo lo concerniente al mercado de cambios ha vuelto de manera contundente al centro de la escena. Si bien en los últimos meses no había dejado nunca de estar entre los temas prioritarios de la agenda económica, se ha vuelto a instalar en el tope del ranking.

Ahora bien, ¿cuáles son los factores detrás de esta dinámica del mercado informal? En principio pueden distinguirse dos razones de naturaleza bien distinta, pero entrelazadas en algún punto. Por un lado, aparece la cuestión de fondo, que es el creciente desbalance existente entre la cantidad de pesos y dólares en circulación en el mercado doméstico, explicado básicamente por el creciente financiamiento del déficit fiscal vía emisión monetaria.

Pero la disparada reciente del dólar blue no obedece sólo a esta cuestión de fondo que, si bien continúa operando y se agudiza día a día, no alcanza para explicar la enorme volatilidad observada en el mercado paralelo. También juega un rol muy importante la impericia.

En este caso, luego de que el mercado cambiario hubiera encontrado algo de calma (o de tensa calma), con una brecha entre los tipos de cambio oficial y paralelo estable aunque un escalón por encima del nivel anterior al verano, nuevamente asistimos a un salto significativo de la mano del anuncio del aumento y generalización del recargo vigente para las compras en moneda extranjera (que ahora no sólo se incrementa del 15% al 20% sino que abarca además a prácticamente todas las cuestiones relacionadas con el turismo en el exterior).

La medida es un ejemplo claro de la estrategia de la no estrategia. No es más que una reacción a un problema cierto, consecuencia de una medida anterior, el cepo cambiario, que generó efectos no anticipados ni buscados como fue la fuga de divisas por la cuenta turismo.

Y lo más grave no es quizás que la medida no tenga éxito en cambiar la evolución de esta cuenta, sino que vuelva a poner en el centro de la escena a la cuestión cambiaria y, por ende, a disparar la incertidumbre.

Es que otra vez domina el sentimiento de que hay pocos dólares para las transacciones necesarias para la economía argentina, incluso limitadas por el cepo. La gente vuelve a tener la sensación de que el dólar está barato, y se vuelca a comprar divisas en todas las ventanillas que aún tiene disponible. Esto impulsa la demanda del dólar paralelo y, como consecuencia del tamaño de este mercado, estos cambios intempestivos en la demanda se transforman en grandes oscilaciones del precio, hasta exageradas, amplificando el ruido. Lo que no hace más que reforzar la sensación de incertidumbre y coordinar de manera negativa las expectativas, generando un círculo vicioso.

Así, como consecuencia de actuar sobre los síntomas pero no sobre las causas, y de hacerlo de una manera totalmente desarticulada y bajo el paraguas de una estrategia consistente, las autoridades no hacen más que agravar al final del día la situación de partida.

La solución definitiva a todas estas cuestiones (problemas de fondo e impericia) es atacar el atraso cambiario, consecuencia directa de una inflación elevada, con una estrategia integral y coherente. Si en lugar de dar una respuesta general a este problema se sigue intentando tapar de a uno los "agujeros" que le van apareciendo al corset del cepo cambiario, y que seguirán surgiendo sin aviso de continuar en este rumbo, en algún momento no alcanzarán las manos disponibles. Con todos los riesgos que un escenario como ese tiene aparejados.

Seguir esquivando el problema no hace más que armar una suerte de gran olla a presión, no sólo aumentando el costo de cualquier solución sino también los riesgos de que se escape de control. Afortunadamente, incluso un escenario fuera de control estaría lejos de convertirse en una situación tan traumática como en el pasado, gracias a condiciones exógenas excepcionales que apuntalan los fundamentos de la economía argentina. Pero no evitar una situación evitable no parece una opción lógica desde ningún punto de vista.

(*) Economista, ex Secretario de Industria, Director de Abeceb.com

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