Nuestra respuesta al macartismo oficial
El dirigente del PO aborda la conmemoración del 24 de marzo y las diferencias desatadas entre el oficialismo y los partidos de izquierda.
La Presidenta tomó conciencia de esta realidad política durante la forzada introspección personal que impone un vuelo de tres horas a Río Gallegos. Fue entonces cuando intentó contrarrestar el balance negativo que sacó de la jornada con una serie de tweets de inconfundible naturaleza macartista. En sucesivos disparos de tecla descalificó a la bandera roja del internacionalismo y la fraternidad de la clase obrera de todos los países; autojustificó su propio fracaso con alusiones a las ventajas recíprocas que se prodigarían "los extremos" en detrimento de los 'gobiernos populares'. La mandataria estaba sintonizando el canal Volver – la Liga Patriótica de los años 20 y 30, la Ley de Residencia de 1902 que castigaba la actividad "anti-argentina" de los trabajadores inmigrantes; la "sección especial" de torturas de la Policía de las décadas del 30 y 40; o finalmente los slogans de la Juventud Sindical Peronista y del lopezreguismo de los años 70. Actualizó la teoría de los "dos demonios"; la presidente insinuó la opinión, con estos tweets, que el golpe militar del 76 no hubiera ocurrido sin la provocación del otro 'extremo', una tesis que no es precisamente la que sostienen los miles de kirchneristas que ocuparon la Plaza hasta la puesta del sol. ¿No fue diseñado, acaso, por el Consejo Empresario Argentino (de "los grupos concentrados") y por la cruzada anticubana de los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y la entonces Comunidad Europea? CFK no alcanzó a advertir, en el tiempo de vuelo, que sus amigos del chavismo se distinguen por su orgullosa vestimenta "rojo-rojita".
Los incidentes, muy menores, intrascendentes, provocados por una patota del IndeK frente a la columna que intentaba ingresar a la Plaza, no deben disimular la gravedad de los planteos de la primera mandataria. Menos aún deben servir como pretexto provocador para que la violencia de carácter faccional imponga su objetivo de bloquear el debate político. El contenido de los dichos de la Presidenta puede ser instrumentalizado en esa dirección. No es para nada lo que conviene para un desarrollo independiente y socialista del movimiento obrero y para un crecimiento político de la izquierda. La energía de nuestra respuesta política al macartismo oficial tiene también la finalidad de neutralizar el potencial de violencia reaccionaria que anida en las patotas de distinta fisonomía, como ha ocurrido con las patotas sindicales que comulgan con los gobiernos de turno, o los barrabravas financiados por los punteros políticos de la mayoría de los partidos tradicionales.
*Dirigente del Partido Obrero
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