Pampita, Pico Mónaco y Sol Pérez: engaños permitidos y mujeres clase A y B
Las redes sociales dejaron al descubierto cómo pensamos cuando estamos frente a un engaño. Qué papel ocupamos como mujeres y qué responsabilidad tiene el hombre. No puede faltar la idea de la lucha en el barro.
La crisis de Pampita y Pico Mónaco con Sol Pérez como posible tercera en discordia desató una catarata de opiniones y posturas al respecto "dignas" de poner en debate. ¿La infidelidad si es con una mujer “linda y famosa” le da al hombre licencia para engañar? ¿Qué es esa idea de mujeres clase A y clase B?
Las redes sociales casi siempre, para no decir siempre, sirven para millones como un lugar de descarga: reflejan cómo nos identificamos con una ficción, con un reality que todos los días nos muestran por la TV. Una historia que no es nuestra pero la hacemos propia. Nos enojamos, emocionamos y hasta tomamos decisiones al respecto.
SI LE PASÓ A ELLA, ¿POR QUÉ A MÍ NO?
Muchas se sienten “la Pampita engañada” y se resignan: “Si la engañaron a ella cómo no me van a engañar a mí”, “pobre Pampita, es más cornuda que yo”, “cagaron a Pampita dos veces, qué le queda a la gente como yo”, son algunos de los comentarios que dan cuenta de una lógica un tanto peligrosa.
Esa idea que flota en el aire pone en vilo una valoración errada que tienen muchas mujeres, porque somos nosotras mismas las que los decimos. Esa creencia de sentirse inferiores frente a la modelo famosísima que fue engañada por su marido con cuatro hijos en común. ¿Si le pasó a ella por qué a mí no? Cuestionamiento que no deja de naturalizar un engaño, una deslealtad.
Y ahora, a todo esto, se suma la novedad: Sol Pérez, la posible tercera en discordia. La mismísima “chica del clima” fue señalada como la culpable de separar a la pareja del momento. Sí, ella, la culpable, la responsable de seducir al hombre. La trepadora, la que “le meneó” al ex tenista hasta hacerlo caer en sus garras. Y así otra vez la mujer como responsable. Y ya muchos recrearon en sus mentes la lucha en el barro.
Lo que da cuenta de una ya no tan nueva idea de las mujeres: las clase A y las clase B. Sol es el “cobre” frente al “oro” de la Pampa. “¡Con ella no vas a engañar a un top model!”, coincide la mayoría. Como una suerte de infidelidades permitidas dependiendo con quién se cometa.
¿Estamos de acuerdo en que estamos errando de lo lindo?
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