Conmoción en Portugal por el accidente en el funicular de Lisboa: 15 muertos y 18 heridos
Hasta ahora, las autoridades no dieron a conocer las identidades de las víctimas, aunque entre los fallecidos se encontrarían algunos extranjeros.
El funicular de la Gloria, uno de los medios de transporte más tradicionales de Lisboa, se descarriló y dejó como saldo 15 muertos y 18 heridos —cinco de ellos graves—, según datos de la Policía de Seguridad Pública. Este elevador es considerado un verdadero símbolo de la capital portuguesa.
El accidente tuvo lugar a las 18.05 (hora local) en la plaza de los Restauradores, una zona céntrica repleta de turistas. Las imágenes posteriores mostraron el vehículo destrozado tras estrellarse contra un edificio.
De acuerdo con una testigo entrevistada por la cadena SIC, el funicular bajó “desenfrenado” la pendiente, impactó contra la construcción y "se deshizo como una caja de cartón, no tenía ningún tipo de freno”.
Tras conocerse el hecho, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa expresó su “profunda tristeza”. Por su parte, el primer ministro Luís Montenegro manifestó su solidaridad y confirmó que se investigarán las causas del siniestro.
En paralelo, la Policía Judicial envió un equipo especializado a la zona. El alcalde Carlos Moedas, que se presentó en el lugar a las pocas horas, declaró: “Lisboa está de luto”.
Por el momento, “las autoridades no dieron a conocer las identidades de las víctimas, aunque entre los fallecidos se encontrarían algunos extranjeros”.
En redes sociales se difundieron rápidamente videos e imágenes donde se aprecia el funicular completamente destruido, cubierto de humo y con personas tratando de ayudar a los pasajeros.
Breve historia del funicular de la Gloria
Construido en el siglo XIX, el funicular de la Gloria fue declarado monumento nacional en 2002. Su recorrido une la plaza de los Restauradores con el Barrio Alto y es uno de los transportes turísticos más visitados de la ciudad.
En el pasado también sufrió inconvenientes: en 2018 quedó fuera de servicio por un fallo técnico, aunque no hubo víctimas.
Dos años después, en 2022, la empresa pública Carris decidió delegar el mantenimiento en la firma MAIN, una medida cuestionada por los trabajadores por “deficiente mantenimiento”, según publicó el diario Público.
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