"Te voy a atar a un ancla y te tiro al Paraná": la amenaza del hombre que secuestró y violó a su mujer

Sociedad

El hombre, dueño de una gomería, no aceptó que su mujer le pidiera separarse y la llevó a la casa de veraneo. Amenazó con "meter cinco tiros" a la víctima.

El hombre acusado de retener y abusar de su esposa, liberada ayer en un operativo policial en un country de Costa Esmeralda, al norte de la localidad balnearia de Pinamar, quedó formalmente detenido e imputado por cuatro delitos, mientras que la víctima logró contar en su denuncia que en una de las amenazas su marido le dijo que le iba a “meter cinco tiros” y que la iba a “atar a un ancla” para arrojarla al río Paraná, informaron fuentes judiciales.

Julio César Abelleira de 52 años y dueño de una gomería en el partido de Tigre, llegó esta madrugada trasladado desde la Subdelegación Departamental de Investigaciones (Sub DDI) del Partido de la Costa, a la DDI de San Isidro y de allí fue llevado esta mañana a la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Violencia de Género de San Fernando Oeste para su indagatoria.

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Según las fuentes, ante el fiscal a cargo de la causa, Matías López Vidal, el acusado pidió postergar su indagatoria por 24 horas, debido a que quería ser asistido por su abogado particular, y no por uno oficial, por lo que la diligencia se hará este martes.

El propio fiscal López Vidal confirmó este mediodía al hablar con la prensa en la puerta de la UFI que la jueza de Garantías 3 de San Isidro, Andrea Rodríguez Mentasty, convirtió la aprehensión del imputado en detención formal y que quedó preso por cuatro delitos.

La imputación contra el comerciante de neumáticos incluye "privación ilegal de la libertad agravada por la relación de pareja, abuso sexual con acceso carnal, amenazas agravadas por el uso de armas y tenencia ilegal de armas de fuego de uso civil y de guerra", todo en contexto de violencia de género.

Es que el acusado tenía algunas armas declaradas, pero no todas y además tenía vencidas algunas de las credenciales, según aclaró el fiscal en referencia a las siete que poseía -seis de fuego y un aire comprimido-, que ayer le secuestraron al acusado en su domicilio en una isla del delta de San Fernando.

La víctima logró contar en el mensaje de más de ocho minutos que logró hacer llegarle a una hermana e inició la investigación, parte de las amenazas y el calvario que denunció haber padecido.

La mujer comentó que hacía seis meses que ella se quería separar y que el 29 de enero fue el día en el que su marido la obligó a ir a Costa Esmeralda, donde la tenía retenida y aislada.

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López Vidal ratificó ante la prensa que la denuncia se originó el sábado por la noche cuando “una familiar” –la hermana-, se presentó en la Comisaría de la Mujer de San Fernando y que la clave del rescate fue ese mensaje de audio que la víctima le hizo llegar a la hermana gracias a que una tía, en un descuido del acusado, logró alcanzarle un celular a su sobrina en Costa Esmeralda, donde era retenida.

“Ella logra contactarse con una familiar en la costa y en un momento de descuido del imputado, esta familiar le logra dar un teléfono porque a ella le habían sacado el suyo para aislarla”, explicó el fiscal.

Y a partir de este teléfono –continuó el fiscal-, ella puede mandar un audio a su familiar a Buenos Aires y con ese audio hace la denuncia”.

Consultado sobre si la víctima estaba encerrada en la casa de Costa Esmeralda, López Vidal aclaró: “La privación ilegal de la libertad en este contexto de género es diferente a lo que nosotros conocemos como una privación ilegal de la libertad clásica. Porque se da en otro contexto, donde hay otro tipo de presión, es otro tipo de poder, del hombre sobre la mujer”.

En ese sentido, el representante del Ministerio Público explicó que en este caso había una “dependencia económica”, que la pareja vivía “en una isla alejada del continente” donde a ella se le dificultaba “la posibilidad de pedir algún tipo de ayuda” y que los tres hijos del matrimonio eran otro “elemento de presión”.

Según las fuentes, el hombre la amenazó con armas, le dijo que no lo podía dejar, que iban a “ser una familia perfecta” y, obligada, la subió a la camioneta y la llevó junto a los hijos a Costa Esmeralda, donde la aisló y le quitó el celular.

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