Crimen de Ferreyra: acusado habló de un tirador oculto
Juan Carlos Pérez evitó incriminar a otros detenidos y se desdijo de su primera declaración en la etapa de instrucción.
"Veo una persona arrodillada detrás de un árbol, sacó el arma de una mochila negra y apuntó dos veces. Se veía un arma", dijo Pérez, que también está detenido, al recordar los episodios del 20 de octubre de 2010 cuando asesinaron a Ferreyra en Barracas.
El acusado prestó declaración ante el Tribunal Oral en lo Criminal 21, pero sólo respondió preguntas de su defensa y se negó a contestar las de los jueces y de las otras partes del juicio.
Pérez está detenido y fue procesado en su momento por la justicia como la persona que supuestamente se llevó del lugar de los hechos las armas usadas para disparar a los trabajadores tercerizados que intentaron el corte de vías a la altura de la estación Avellaneda.
"A mí nadie me pasó nada y excepto al de la mochila, no vi a nadie con un arma", dijo ante el Tribunal Oral.
Además desmintió lo que dijo en dos oportunidades ante la juez de instrucción Wilma López, y aseguró que no leyó esas declaraciones porque estaba cansado, sin comer, ni beber.
En la instrucción había dicho que escuchó un disparo proveniente del grupo de los ferroviarios, y que presenció una reunión previa en las vías entre un delegado, Claudio Alcorcel y uno de los supuestos autores de los disparos, Favale.
También desmintió haberle dicho "bajá la cámara" a una periodista de un canal de cable que estaba en el lugar. "Eso lo dijo Hugo Amuchástegui", afirmó ante los jueces en referencia a un delegado gremial que no se encuentra imputado en la causa.
De acuerdo a la acusación, otro detenido, Guillermo Uño, le entregó las armas para que las guardara. "Jamás lo vi en mi vida", dijo Pérez.
"Lamento no haber visto a quién tiro, sino lo agarraba a piñas y lo entregaba", aseguró.
Sobre las imágenes periodísticas de ese día que lo mostraron llevándose la mano a su pantalón como si guardase o acomodase algo, el acusado explicó, "se me caía el pantalón, estaba gordo y la camisa era ajustada".
Luego, explicó que ese día fue a la convocatoria, porque "sabía que iba a necesitar ayuda" de los delegados porque su madre tiene cáncer.
"A mí me empapelaron, no tengo nada que ver", concluyó y recordó que él colaboró en los inicios de la causa cuando aportó datos a dos gendarmes de civil que lo fueron a ver a su puesto de trabajo.
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