Ricardo Fort: el hombre que trajo la barrita de cereal al país

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El gran éxito del mediático fue Cerealfort fue un producto que revolucionó el mercado cuando lo trajo en 1997. El mediático siempre se jactó de su aporte a la empresa familiar.

Ricardo Fort formaba parte de la empresa familiar Felfort, con más de 100 años en el mercado argentino y líder en ventas en distintos segmentos de chocolates y golosinas, con productos emblemáticos como el chocolatín Jack y una facturación anual estimada en 35 millones de dólares.

Pero fue la ahora popularísima barrita de cereal el gran logro empresario del ex mediático, ya que ese producto lo importó en 1997 de Miami, Estados Unidos, y su empresa fue la primera en lanzarla al mercado argentino con el nombre de CerealFort.

Tras la muerte de su padre, el "chocolatero" se convirtió en uno de los herederos de la fábrica, en la que mantuvo una relación tirante con sus hermanos, que siempre cultivaron un perfil bajo, lo opuesto al día a día del mediático Ricardo, que según la revista Forbes poseía una fortuna de 11 millones de dólares.

El excéntrico millonario importó la idea de la barrita de cereales de los Estados Unidos después de años en Miami, para incursionar en la comida sana, aunque la adaptó al gusto nacional. Con un packaging rojo, escasa publicidad y aprovechando un momento propicio para vender productos "ricos pero sanos" formaron un combo que catapultó al éxito a la afamada barrita, que pasó a hacerle sombra hasta a los propios chocolates.

También intentó, sin éxito, emular a otras cadenas -como Havanna- instalando una cafetería gourmet bajo el nombre de FelFort en la esquina de Callao y Juncal, y también hacer franquicias, pero luego de cinco años sin gran éxito en el mercado, el local tuvo que cerrar en 2011.

La carrera mediática de Ricardo también expuso a la empresa, ubicada en el barrio de Almagro, a un perfil alto y conflictos con los trabajadores, entre otros contratiempos.

En 2010 se conoció que varios lotes de la barrita de cereal habían sido retirados del mercado por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), luego de una inspección en la fábrica ubicada en la calle Gascón 329.

A tono con el crecimiento de la carrera mediática de Fort, la noticia estalló en los medios, donde llegó a hablarse de un producto "adulterado". Al mismo tiempo empezaban a sonar cada vez más fuertes los reclamos laborales en la empresa por parte de obreros que denunciaban despidos y maltratos. Hasta hace algunos meses la situación no había mejorado.

Consultado por su rol en la empresa, Fort decía: "Le cambié la imagen a la empresa. Todos los packagings los modernicé, todo se hacía a mano y yo introduje la computadora. Me costó muchísimo, porque mi padre era un tipo muy conservador. Cada cambio era una pelea: en las reuniones de desarrollo estaba toda la gente de mi padre y yo, un pendejo de 30, presentando las cosas. Me tiraban a matar. Pero el Feeling y el Cerealfort los creé yo".

También aseguraba, en una entrevista concedida ende 2010, que las decisiones las tomaban su madre y sus hermanos, por lo que prefería dedicar su tiempo a la carrera mediática que había iniciado unos dos años antes. Una carrera que le permitió disfrutar de lujos y de una sobreexposición televisiva de la que abusó, y aprovechó, hasta el final de sus días.

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