Brasil, un gigante que toma la decisión más importante este domingo

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En un final cabeza a cabeza, según las últimas encuestas, la primera economía del Mercosur definirá entre la actual mandataria Dilma Rousseff y el candidato opositor Aecio Neves.

Tras una campaña que incluyó golpes bajos, acusaciones de corrupción por doquier y hasta la muerte trágica de un candidato a presidente, Brasil decide este domingo su futuro en el ballotage presidencial. La actual presidenta Dilma Rousseff, del PT, y el candidato del Partido Socialdemócrata de Brasil Aecio Neves disputarán en esta segunda vuelta las preferencias de 142 millones de electores. Según las últimas encuestas, Rousseff obtendría la reelección, pero se observó un leve repunte de su rival que pone el final cabeza a cabeza.

Las elecciones en Brasil no solo importan por lo que pueda ocurrir en aquel país. Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, la economía más grande de Latinoamérica (más de 2 billones de dólares de PBI) y el que dio un impulso a la ola de gobiernos progresistas o de izquierda que se sucedieron en la primera década del siglo XXI y que tuvieron como primera experiencia al chavismo venezolano en 1998. Una victoria del tucano Neves podría significar no solamente un cambio interno del país vecino, sino que podría ser aprovechado por los distintos dirigentes opositores de la región para subirse a un posible "cambio de rumbo", algo que ya advirtió el boliviano Evo Morales respecto de su "preocupación" porque gobiernos "de derecha" ganen espacio.

Según las últimas encuestas difundidas este sábado, Rousseff se mantiene arriba, aunque la diferencia con su contrincante se redujo. De acuerdo a Ibope, el PT obtendría el 53% de los votos válidos (excluyendo votos en blanco o nulos) contra 47% del PSDB. La diferencia es dos puntos menor que la anterior encuesta de la consultora. Datafolha, por su parte, ubica la brecha entre ambos dentro del margen de error, con 52% para Rousseff y 48% para Neves.

En la primera vuelta, Dilma obtuvo 41,5 por ciento, contra 33,5 por ciento de Neves.

Unos números que le juegan a favor a la presidenta que busca su reelección es que, de acuerdo a Datafolha, mantiene un mayor porcentaje de votantes que la votarían "con seguridad", a la vez que aquellos que la rechazan tajantemente es levemente inferior en su caso que en el de Neves.

La carrera para llegar al Palacio del Planalto cambió en gran medida con el fallecimiento del candidato Eduardo Campos, lo cual le valió a su por entonces compañera de fórmula Marina Silva ganar protagonismo, al punto de haber sido seria candidata a llegar al ballotage e incluso triunfar. Pero, por deficiencias en la campaña o quizás por haber sido "inflada", la expectativa de llegar al 26 de octubre se pinchó, aunque la ex ministra de Lula se convirtió en árbitro de la contienda y manifestó su apoyo al líder opositor, algo que no hizo en 2010, cuando se mantuvo prescindente del ballotage entre Dilma y José Serra, también del PSDB.

Luego, las denuncias de corrupción se colaron en la campaña, con los principales medios de Brasil apuntando a una presunta red de desvío de fondos de Petrobras. La revista Veja, un semanario de noticias, adelantó para el viernes su nuevo número (habitualmente, lo hace los sábados) para denunciar que tanto Lula como Dilma sabían de esta malversación, algo que fue fuertemente desmentido.

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A nivel de propuestas, desde la candidata petista se repitió la cuestión de "mantener lo conseguido", acusando a su rival de poner en peligro los planes sociales como el Bolsa Familia. Las acusaciones son rechazadas por el PSDB, aunque, en rigor de verdad, el PSDB fue crítico de estos planes cuando Lula los impulsó.

El punto flojo de la actual gestión petista es la economía: con una inflación del 6,75 por ciento anual, por encima de las metas impuestas por el Banco Central y una tasa de crecimiento por debajo del 1 por ciento. Otra cuestión que le valió perder apoyo fueron las grandes protestas que se sucedieron en 2013, debido a los grandes gastos que el Estado hacía para llegar a tiempo al Mundial de Fútbol, mientras muchos ciudadanos pedían por mejores servicios de transporte, salud y educación.

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Neves, por su parte, sostiene en su discurso un "cambio de rumbo", habla de mejorar la "eficiencia del estado" y acusa a la actual administración de "ahuyentar inversiones", además de mostrarse a favor, entre otras cuestiones, de bajar la edad de imputabilidad para delitos, de los 18 años actuales a los 16, para ciertos crímenes, algo que es rechazado por el PT.

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