El "Gordo" Carpintero, rústico zaguero de Lamadrid, hizo sentir el rigor del Ascenso a las estrellas de Banfield
El autor de una célebre patada ante Boca, que le valió la expulsión, repitió su estrategia para enfrentar a Banfield. Esta vez clasificaron.
Darío Carpintero es un típico marcador central del fútbol de Ascenso. Tiene 36 años y pasó por Sacachispas, Yupanqui, Talleres de Remedios de Escalada, Ferrocarril Midland, Justo José de Urquiza y ahora llegó a General Lamadrid. Pesa 84 kilos, mide 1,77 y tiene un lema utilizado por varios: “la pelota o el jugador”.
Así lo demostró en el encuentro en el que su “Carcelero” enfrentó a Banfield por la Copa Argentina. Piñas, codazos y pechazos (cuando el referí estaba distraído) fueron algunas de las artes (¿marciales?) que utilizó para doblegar al “Taladro” que contó con futbolistas de la talla de Renato Civelli, ex San Lorenzo, y Darío Cvitanich, ex Boca.
Justamente a un ex Boca, el “Gordo” Carpintero le aplicó una de sus patadas más famosas también por Copa Argentina. En 2013, por los dieciseisavos de final, hizo volar por los aires al “Pichi” Erbes jugando para Excursionistas. El “Villero” quedó afuera tras la goleada 4-0 pero el ex capitán de Sacachispas, equipo con el que se lo identifica, fue famoso por un día.
Golpeado, reformado, manoseado, empobrecido pero siempre romántico, el fútbol del Ascenso argentino tiene una manera marcada de jugar y quedó demostrado en este duelo copero. En esta oportunidad, el David de Villa Devoto pudo más que el Goliat de la zona sur del Conurbano. Ganó el más chico, pese a que el más grande -al menos en tamaño- fue el “Gordo” Carpintero.
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