El dólar no cede: el Banco Central sacrificó US$379 millones en un solo día

Economía

De esta manera, la intervención multiplicó por siete las ventas de la jornada anterior y refleja la presión cambiaria.

La corrida cambiaria volvió a mostrar la fragilidad de la economía argentina y obligó al Banco Central de la República Argentina (BCRA) a desprenderse de una suma millonaria de sus reservas para intentar frenar el salto del dólar. La entidad monetaria vendió un total de US$379 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), cifra que contrasta fuertemente con los US$53 millones que había utilizado en la jornada anterior, es decir, siete veces más.

El dato enciende las alarmas sobre la sostenibilidad de la política económica del Gobierno, que se encuentra en un escenario de creciente volatilidad financiera. La escalada del tipo de cambio mayorista no da tregua y cada vez demanda una intervención más agresiva del Central, lo que pone en riesgo el ya debilitado nivel de reservas internacionales.

La maniobra, más que un gesto de fortaleza, expone la dificultad del oficialismo para sostener la estabilidad cambiaria sin recurrir de manera desesperada a las pocas herramientas que le quedan. A esta situación se suma un indicador que refleja la desconfianza de los mercados: el riesgo país, que volvió a subir y ya se ubica en 1.453 puntos básicos.

Milei Caputo

Este número, que mide el diferencial que paga Argentina para endeudarse respecto de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, muestra que el país continúa aislado del financiamiento internacional y que las expectativas de los inversores se deterioran con cada movimiento brusco del dólar.

El Gobierno de Javier Milei insiste en que la salida de la crisis pasa por la disciplina fiscal y el ajuste permanente, pero los resultados de esta estrategia no logran calmar a los mercados ni a la sociedad.

La pérdida de divisas que se registró en las últimas semanas, sumada a la caída en el poder adquisitivo por la inflación y la recesión, profundiza un clima de incertidumbre. El propio Central quedó atrapado entre la necesidad de contener la corrida y el costo de dilapidar reservas que no sobran en un país con un cronograma de vencimientos de deuda complejo y un nivel de actividad en retroceso.

La política cambiaria, lejos de transmitir previsibilidad, exhibe los límites de un modelo que confía en un ajuste sin red de contención social y que por ahora solo encuentra como salida la utilización de dólares de las reservas para calmar una tensión que, de fondo, responde a la falta de confianza en la hoja de ruta económica.

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