Maduro, "el hijo de Chávez" que continuará el legado

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Sindicalista de años, funcionario hace una década, ladero inseparable de Hugo Chávez hasta su muerte. Ahora será quien asumirá la presidencia de Venezuela.

Tras la muerte de Hugo Chávez, en las oficinas gubernamentales ya se sabía que nombrarían a Nicolás como presidente encargado de Venezuela. Algunos aún le llaman Nicolás Maduro, pero la mayoría siempre lo conoció por su nombre a secas: Nicolás. 

Nació en 1962, en un barrio humilde de Caracas. Desde joven militó en organizaciones radicales y se sindicalizó en el Metro local, la empresa de transporte público en la que trabajó hasta 1993. Ese año visitó a Hugo Chávez en prisión como referente sindical, junto a algunos compañeros, y desde entonces nunca dejó de estar a su lado

Con esa historia, tras 20 años de compañía y apoyo al fallecido mandatario, nadie dudaba de que asumiría su cargo. Su herencia.  El nombre –el slogan- nació así: los herederos suelen ser los hijos, y si Maduro sería el encargado de llevar el legado, pues entonces sería conocido como el hijo de Chávez

No es casual su nombramiento ni el designio. Más allá de que le atribuyan una relación especial con el ex presidente y que se comente que fue él, en persona, quien le asignara el rol; lo cierto es que Maduro llevaba años tras los hilos del poder de Caracas.  El caraqueño de 50 años ha sido uno de sus más incondicionales colaboradores, sin importar si eran tiempos de gloria o de agitación. O de agitación gloriosa. 

Lo han acusado de moderado y de radical, según quién. Han dicho que no está preparado y que es el elegido, también según quién. Incluso han dicho que es un mesiánico que imagina ver la presencia espiritual de Hugo Chávez –es famoso el mentado "pajarito" en que habría encarnado Chávez y que Maduro dijo haber visto. Incluso recuerdan la visita de Maduro al Sai Baba, en 2005, para atribuirle extrañas inclinaciones religiosas. Él, lejos de eso, se dice cristiano.

Sus allegados destacan su origen sindical, su formación maoísta y su vocación por el trabajo en grupo. Otros recuerdan que fue el ministro de Relaciones Exteriores más joven –desde 2006- y aún sin saber hablar inglés. Siquiera italiano: sólo habla español. Ostenta sencillez. Es un conductor de autobús devenido el hombre más relevante de la Venezuela actual.

Cuando conoció a Chávez también conoció a su esposa, Cilia Flores, por entonces abogada defensora del líder socialista. Para 2000 ya era diputado por el Movimiento Quinta República (MVR). En enero de 2006 fue designado presidente del Parlamento, pero en agosto pasaría a ministro de Exteriores. Su ascenso meteórico lo llevó a vicepresidente en 2012, aunque nunca se mantuvo en ese puesto: la enfermedad de Chávez lo puso al mando de inmediato. Y no quiere irse de allí. 

Ahora deberá asumir un legado difícil y tras una ajustada elección. Es el nuevo presidente de Venezuela de la era post Chávez.

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