Pandemias y cambio climático irreversible, ¿una venganza de la Naturaleza?
Océanos vaciados, bosques incendiados, virus zoonóticos y una fauna silvestre en desaparición. Detrás de esto, la industrialización animal y otras industrias extractivas que arrasan con toda vida en la Tierra.
Casi un millón de hectáreas incendiadas en Argentina durante 2020 y actualmente, un fuego sin precedentes cerca de El Bolsón, que ya afecta a 6.500 hectáreas.
Detrás de las sequías está la devastación de los bosques nativos en el país pero también en el Amazonas. Y detrás de los incendios intencionales, se esconde la agroindustria que busca territorios para producir carne, soja y maíz, además de inversiones inmobiliarias, denuncian activistas, sociológos, biólogos, y el propio ministro de Ambiente, Juan Cabandié, entre otros.
El 26 de enero se conmemora el Día mundial de la Educación Ambiental. Un día antes, el presidente Alberto Fernández participó de la sesión de apertura de la Cumbre de Adaptación Climática 2021 (CAS 2021), y aseguró que “es necesario que exista un mayor compromiso por parte de los países desarrollados en la provisión de recursos técnicos y financieros”.
Hace dos semanas, además, recibió a Liz Solari para recibir la campaña de 500 mil firmas en oposición al proyecto de instalación de mega fábricas de cerdos para exportar carne a China que recibió fuertes críticas del sector animalista, ambientalista y ciudadanos que no quieren ese tipo de "mal desarrollo".
¿Entonces, cómo se relacionan producción ganadera, agrícola y cambio climático?
Un informe de 2018 del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas declaró que hay sólo 10 años para prevenir una catástrofe climática irreversible. Y en 2006, la ONU advirtió que la industria ganadera es “uno de los contribuyentes más importantes a los problemas ambientales más graves de la actualidad” ya que los animales criados para carne, lácteos y huevos producen más gases de efecto invernadero que las emisiones de combustible de todo el transporte mundial combinado.
Desde la ONG mundial Million Dollar Vegan apuestan a un cambio en la dieta y advierten sobre el aumento del uso del plástico y el excesivo uso de agua en la ganadería, así como la contaminación del aire y las napas de los desechos.
“Si bien es importante ser conscientes sobre los procesos que deben atravesar nuestros desechos para ser sustentables, es urgente abogar por una nueva era en la que se dé prioridad a las personas, los animales y el planeta por encima de las ganancias y la conveniencia, y revisar nuestros hábitos de consumo”, comentó Jacqueline Guzmán, gerente de campaña en Argentina de la organización internacional sin fines de lucro, que busca crear conciencia sobre cómo la cría y el consumo de animales afectan el medio ambiente y la salud humana.
“Necesitamos más proactividad por parte de organizaciones, empresas y personas para que se dejen de fabricar bolsas, botellas, vasos, envases y utensilios de plástico. Precisamos que cese la pesca industrial para dejar de contribuir a esta crisis de contaminación plástica lo antes posible. Como dijo Paul Watson, fundador de la organización Sea Shepherd y colaborador de Million Dollar Vegan, un pez es mucho más valioso nadando en el mar y manteniendo la integridad de los ecosistemas marinos que en el plato de cualquiera”, agregó la vocera de Million Dollar Vegan.
El material de la pesca industrial, incluso, es la mayor fuente de contaminación plástica en los océanos, según una investigación publicada en 2020 en la revista Nature. Los datos son escalofriantes: 650 mil animales marinos, entre ellos delfines, ballenas, focas y tortugas, mueren o resultan heridos en las redes de pesca cada año y 640 mil toneladas de artículos de pesca se desechan en nuestros océanos cada año.
Hacia nuevos modelos productivos
Siguiendo estas declaraciones, el debate no se agota en las formas de consumo, sino que se abre hacia las formas de producción, que incluyen, también, la generación de hidrocarburos, la megaminería y el acceso a la tierra para trabajadores que produzcan alimentos sanos y soberanos. En este sentido, no es una buena señal la prórroga de la ley de biocombustibles, que ya cuenta con media sanción del Senado, y que Alberto Fernández no incluyó en extraordinarias.
En el libro Extinción, la activista, fundadora de XR Argentina y politóloga Flavia Broffoni reflexiona sobre los modelos productivos. "Una población humana enorme sumada a una creciente población de animales industrializados combinada con la destrucción de los hábitats naturales y los ecosistemas alterados resultan un combo que podría convertirse fácilmente en la venganza final de la naturaleza contra la humanidad”, escribe.
Y frente al relato romántico de los medios de comunicación sobre la fauna silvestre caminando por las ciudades durante el aislamiento, la escritora advierte: "Pero el corazón y los músculos del modelo de hiperproducción y consumo siguen funcionando, y en muchos casos, a un ritmo desbocado".
"El 75 por ciento de la superficie terrestre está degradada y que hemos exterminado al 68 por ciento de los mamíferos del planeta, en lo que constituye la primera aniquilación biológica registrada por una propia especie", asegura según datos de la ciencia. Y sobre la pandemia de coronavirus, agrega: "La guerra que se libró con la llegada de 2020 no es la de la civilización contra un virus. Es la de un sistema económico contra la vida en la tierra".