La última entrevista que dio Martínez de Hoz

Política

En 2007 un estudiante de periodismo entrevistó al ex economista de la última dictadura. La publicación de la nota le valió al gerente de los militares una denuncia por apología del crimen.

José Alfredo Martínez de Hoz murió el sábado y fue noticia. Por su muerte -aunque a los 87 años la muerte es, además de posible, probable- y porque murió bajo arresto domiciliario y no en una cárcel común. Cumplía condenas por apología del crimen y por haber sido el economista de la dictadura y principal ideólogo de los planes neoliberales que cayeron en Argentina desde la década del 70. 

No solía dar entrevistas, pero en 2007 concedió una última. Apenas un año antes -en 2006- había sido revocado el indulto que ostentaba y le permitía estar en libertad. En su oficina, entonces, recibió a un estudiante de periodismo que buscaba una nota para el diario Domingo -de la escuela TEA-. El reportaje de Daniel Mecca, que es autoincriminatorio para el entrevistado, fue concebido en la misma casa que albergó la prisión de Martínez de Hoz hasta su muerte. "Un cementerio de animales", diría el periodista en su nota. 

A partir de que se hiciera público el artículo, el secretario de Derechos Humanos, Luis Duhalde denunció ante la justicia a Martínez de Hoz por "apología del crimen" en defensa de Jorge Rafael Videla. A continuación, reproducimos aquel artículo.

Por Daniel Mecca

-¿Qué personajes admira de la historia política argentina?

-A Sarmiento. También al general Julio Argentino Roca, un hombre que hizo el país...

-¿Y al Che Guevara...?

-(Mirada de puñal) El Che Guevara era un asesino. ¿Conocen su historia en Cuba? Él estaba a cargo de los fusilamientos de los opositores. Conozcan la verdadera historia y no el mito que la propaganda hace creer.

-A Videla se lo condeno por asesinato...

-A Videla hay que conocerlo. La gente juzga por cosas que oye o se dicen, pero él es una persona distinta a como se lo presenta ante la opinión publica. . .

-¿No cree que sea un asesino?

-No. Él tenia que defender a la sociedad de los ataques que empezaron los grupos terroristas; a mi me mataron al subsecretario de Economía, Miguel Padilla, me pusieron una bomba subiendo en un avión con Videla. Ustedes oyen una sola campana; el Gobierno después reacciona para defender a la sociedad. Evidentemente hubo procedimientos que uno hubiera preferido que no se hicieran...

- ¿Se refiere a los llamados excesos?
Se levanta del sillón de terciopelo. Está incomodo. Busca un libro. Frío, ojos fríos. Animales muertos en el suelo. La memoria que duele. Y regresa a la sala...

-Recién decía que usted no estaba de acuerdo con "algunos procedimientos"...

-Prefiero no seguir hablando del tema.
La sala es un cementerio de animales. En sus esquinas, cuatro cuernos de marfil acarician el techo. Sobre la alfombra lujosa cruje la piel y la cabeza de un tigre desgarrado que mira fijo a la nada, con ojos muertos. El sol entra por las hendijas de la ventana en el cuarto piso del Edificio Kavanagh, atraviesa una foto de George Bush padre, un libro de Margaret Thatcher y araña el rostro antiguo del primer ministro de Economía de la dictadura militar más sanguinaria, del cazador José Alfredo Martínez de Hoz.

El hombre que desmanteló al Estado, destruyó la industria y contrajo una enorme deuda externa para imponer "un cambio de mentalidad", elogia su gestión durante el gobierno del represor Jorge Rafael Videla: "Fueron positivos nuestros cinco años. Nosotros abrimos los surcos, preparamos el terreno para que los gobiernos posteriores retomaran esta apertura económica", dice.
"El país tenía una economía cerrada; había una protección infantil que no se podía prolongar, porque eso lleva a la ineficiencia", sentencia con una voz hinchada, como hundida en un océano viejo.

Martínez de Hoz explica que su mandato no se aprovechó porque "no hubo continuidad inmediata", pero afirma que "no se perdió ya que volvió con el ex presidente (Carlos) Menem, un hombre con inteligencia natural, un gran político que tuvo el olfato popular, el instinto de ver que no se podía seguir con este estatismo y había que privatizar" .

Además, atribuye la "falta de continuidad" a un conflicto interno: "El gran error fue una cuestión de personalidad; el General (Roberto) Viola tenia ambiciones políticas propias y no era inteligente; tenía fama de ser vivo, manipulador y quiso congraciarse con todos".

El huevo de la serpiente

Corría 1976 y telefonearon del séptimo círculo: "Me llamaron los militares; yo no quería ser ministro de Economía y estaba en África de cacería; me dijeron que querían escuchar mis ideas y al peronismo se le dieron todas las oportunidades; la que no funcionaba era Isabelita".

"Cuando Italo Luder se negó a reemplazarla, me dijeron que habían aprobado mi plan, pero yo no tenía deseos de volver. Me respondieron: 'Usted lo escribió y usted lo va a implementar'. Amenazaron con poner a un militar en el cargo y para evitar un desastre me vi obligado a aceptar", relata Martínez de Hoz, desde la penumbra histórica del recuerdo.

"Videla no quería dar el golpe, porque es una persona de una gran seriedad y comprensión, y no tenía ninguna ambición política", insiste el ex ministro, y confiesa que en los últimos años de su gestión le susurró al dictador: "Esto no va a andar. Sería necesario continuar unos años más para poner una persona que siga nuestro modelo; pero él no quiso hacer absolutamente nada. Creía que no debía involucrarse".

Salando las heridas

"Se necesita que los jóvenes estudiosos se involucren en la política, porque si no queda en manos de gente que busca hacer carrera y dinero", señala el ex ministro de Economía. Según un informe de la CONADEP, el 21 por ciento de los 30 mil desaparecidos durante la última dictadura militar fueron estudiantes.

-¿A qué atribuye esta despolitización?

-Existe una desilusión, una frustración. Hay que tener respeto por las ideas de los demás, no querer imponer las propias por sobre las del otro, ya que la base de una democracia es el respeto por las minorías y la opinión ajena.

Martínez de Hoz exhibe lucidez a pesar de sus 82 años. Fue indultado por Menem de una condena dictada en 1985, a causa del secuestro de los empresarios textiles Federico y Miguel Gutheim, quienes fueron obligados a exportar algodón a China, en una operación que beneficiaba con negocios millonarios a miembros del gobierno de facto. Aunque su indulto fue revocado por la justicia argentina en 2006, hoy sigue en libertad.

El cazador camina hacia la puerta de salida y atraviesa el cementerio de animales. Mira a los ojos, arrastra sus venas viejas. Pisa fuerte y cruje el tigre desgarrado, aullido muerto y más silencio.
"Críticas hay muchas, ningún hombre es perfecto y siempre comete errores", arremete con una risita burlona y finaliza: "Lo importante es saberlos reconocer cuando hay tiempo, porque a veces ya es demasiado tarde".

"EL ENDEUDAMIENTO ERA ESENCIAL"

Un tren de sombras se entierra en la sala. Martínez de Hoz dialoga apurado, perseguido por lo invisible. Cuenta que lee La Nación y Ámbito Financiero, que ha sido una de las personas más "criticadas y ponderadas" y que apoya la libertad de prensa. Ahora se muestra orgulloso del crecimiento, que, según él, se produjo en la dictadura de la que formó parte.

"¿Quién se acuerda de que en nuestra época la desocupación no llegaba al 2,5 por ciento, que el Producto Bruto creció un 30 por ciento, las exportaciones un 600 y las importaciones de bienes de capital aumentaron al doble?", pregunta casi sin respirar y asevera con fastidio: "Es un gran mito que en nuestro periodo comenzó a crecer la deuda externa, no tuvo el incremento que se quieren hacer creer".

El ex ministro de Economía asegura que cuando los militares tomaron el gobierno en 1976 "la deuda total era cercana a los 8 mil millones de dolares y había que hacer toda una enorme reforma estructural". "Durante nuestros cinco años la inversión publica ascendió a 50 mil millones de dolares, un record, que hizo aumentar la deuda externa pública en 10 mil millones de dolares", profundiza.

"¡El endeudamiento era esencial! Se podría haber evitado no haciendo nada", se justifica Martinez de Hoz y remata indignado: "Cuando terminó el gobierno militar la deuda era de 45 mil millones de dolares, y una parte corresponde a cuando se estatizó la deuda privada, cosa que nosotros no habíamos hecho; así que no pueden decir que yo fui el culpable".

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