Los chicos que murieron en el taller de Flores fueron víctimas de trata y explotación laboral

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Por esta razon, el juez de instrucción Manuel Gorostiaga, decidió remitir al fuero federal el caso. "Nos encontramos en presencia de una consecuencia directa ,muerte de personas, del delito de trata de personas con fines de explotación laboral", resolvió el juez.

Flores.avi
El juez de instrucción Manuel Gorostiaga, consideró que los dos niños bolivianos que murieron en el incendio de un taller clandestino en el barrio porteño de Flores el 27 de abril pasado fueron víctimas del "delito de trata de personas con fines de explotación laboral". Por esa razón, decidió remitir al fuero federal el caso.

"Las vistas fotográficas del sitio en donde tuvo lugar la trágica muerte de los niños, la cantidad de prensas que allí se fabricaban, el hacinamiento en que vivían las personas que eran explotadas y las múltiples máquinas de coser halladas, dejan en claro que nos encontramos en presencia de un caso de trata de personas con fines de explotación laboral", sostuvo el juez.

"Nos encontramos en presencia de una consecuencia directa –muerte de personas- del delito de trata de personas con fines de explotación laboral", resolvió el juez al derivar la causa a la Justicia Federal porteña para que investigue.

Para el juez "ha quedado demostrado que en el sitio donde perdieron la vida los menores Aidar Rolando Mur Menchaca y Rodrigo Menchaca funcionaba un taller textil clandestino y en dicho lugar vivía en condiciones de hacinamiento e insalubridad, por lo menos siete personas de nacionalidad boliviana, bajo las órdenes de terceros hasta el momento no individualizados, quienes los explotaban laboralmente".

El magistrado coincidió con el fiscal Eduardo Cubría, quien había recomendado que la causa pasara al fuero federal, que ahora investigará la muerte de los niños de siete y diez años de edad por el juez Rodolfo Canicoba Corral, quien tiene a su cargo la causa por trata de personas relacionada con ese taller.

En el fallo del juez Gorostiaga se explica que cuando ambos niños perdieron la vida se encontraban dentro de un sótano, "sin conexión con el exterior, sin otra abertura que una escalera, y al producirse el foco ígneo el ambiente mismo operó como una suerte de jaula, dentro de la cual se intoxicaron por la combustión que provocó la propia quemadura de las prendas de vestir que fabricaban".

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