Emprender con $15.000: cómo multiplicar el bono de Anses

Sociedad

El Gobierno anunció un bono de 15 mil pesos para los sectores vulnerables en el marco de las restricciones por la segunda ola. Cómo hacerlo rendir al máximo.

El Gobierno anunció que se otorgará un bono de 15.000 pesos para beneficiarios de AUH, AUE y monotributistas de categorías bajas. Tal como ocurriera con el IFE, es una oportunidad de iniciar un microemprendimiento o invertirlo para multiplicarlo cuidando la salud.

Durante 2020 hubo varios casos de personas que utilizaron parte de su IFE para comprar insumos o mercadería al por mayor que luego se ocuparon de revender al por menor, o que destinaron esos fondos para emprender en gastronomía de la manera más básica y tradicional con la elaboración casera de panificados y comida en general.

Con el bono de $ 15.000 se puede hacer lo mismo porque, al contrario de programas como la Tarjeta Alimentar, el destino de esos fondos no está predeterminado por el Gobierno.

Todas las economías del mundo sufrieron durante la pandemia de coronavirus, lo que impulsó a mucha gente a lanzarse por su cuenta con marcas propias para vender productos y servicios, desde clases online hasta objetos de diseño o manualidades.

Por ejemplo, dos hermanos compraron insumos con sus IFE en 2020 y montaron un lavadero de autos en la puerta de su casa en Puerto Leoni, Misiones. Al día de hoy, el precio de una hidrolavadora ronda los $ 11.000 y el kit de productos (desde el balde hasta la cera y el lavaparabrisas) cuesta unos $ 4.300 o menos, dependiendo de lo que el emprendedor tenga desde antes.

lavado de auto

La ventaja de ciertos emprendimientos es que no hace falta pensar en el gasto de un alquiler (para un lavadero de autos basta con tener un garage apropiado), y en algunos casos incluso puede ser la feliz unión entre un pasatiempo que explora la creatividad y algo que puede gustarle a un público determinado.

Tal es el caso de los artículos tejidos, como las mantas nórdicas de punto gigante y material acogedor que son ideales para la siesta en invierno. Para una cama de dos plazas hacen falta 3 kilos de vellón de lana o acrílico (a $ 1.600 o $ 1.300 el kilo respectivamente).

Gorros, bufandas, sweaters y otras prendas son "estacionales" que pueden tener salida dentro de apenas unas semanas, sobre todo teniendo en cuenta que en algunos puntos del país ya hay días de 7 grados de máxima. En este rubro, como en el de la gastronomía, la selección de la materia prima es lo que determinará la calidad del resultado final.

gorros de lana

Hubo quienes encararon la cuarentena de 2020 con el IFE y el emprendedurismo, como hizo un hombre en Bahía Blanca que se dio cuenta de que "con una muzzarella y 5 kilos de harina se pueden hacer 30 pizzas" y empezó a cocinar en su casa, o como los hermanos misioneros que además de un lavadero de autos compraron un freezer y empezaron a hacer reparto de bebidas.

En el caso de la repostería, que desde antes de la pandemia era la opción elegida por muchas mujeres para trabajar desde sus hogares, el reparto de servicios de brunch o desayunos, de viandas o de tortas y postres, se volvió una empresa que en un año de crisis sanitaria nunca se vio interrumpida.

Sus costos aumentaron con una variación del íncide de precios al consumidor del 42,6% interanual a marzo de 2021, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

El kilo de manteca hoy cuesta de $ 614 en adelante en el AMBA; el de harina 0000 arranca en $ 58; el de azúcar está a $ 65 en Precios Cuidados y el mapple de 30 huevos superó hace rato los $ 250, por citar algunos ejemplos de ingredientes básicos de la pastelería.

torta emprendimiento

Al contrario de como ocurrió con los rubros que tienen locales a la calle, los emprendimientos "puertas adentro" pueden ser precarios en algunos aspectos -y la capacitación en el manejo correcto de los alimentos es clave para encarar todos los que sean de gastronomía- pero no se verán afectados de manera directa por las restricciones a la circulación que rigen hasta el 30 de abril.

Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la nueva ola de microemprendedores está formada en gran parte por mujeres y personas que trabajaban de manera informal o con contrataciones precarias, que hoy tienen a su alcance recursos virtuales gratuitos o pagos, desde los kits de Google para lanzar una marca y hacerla visible hasta el homebanking o plataformas de pago para incorporarse (o reinsertarse, en algunos casos) en la economía formal.

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