La mamá de Cecilia Strzyzowski habló antes del juicio a los Sena: "Revivo todo en carne viva"
Gloria Romero declara en el juicio que se realiza en Chaco, por el están imputados César Sena y sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña.
Gloria Romero, mamá Cecilia Strzyzowski
El juicio por el crimen de Cecilia Strzyzowski comenzó este martes en Resistencia, Chaco. Su madre, Gloria Romero, será la primera en declarar en el proceso judicial. En el banquillo de los acusados se encuentran Emerenciano Sena, su esposa, Marcela Acuña, su hijo, César Sena, y cuatro colaboradores.
“Estoy como se puede. He llorado toda la semana. Es revivir todo de nuevo en carne viva”, pronunció la madre de Cecilia el domingo, dos días antes del inicio del juicio.
Gloria será la primera testigo en declarar en el juicio por jurados, en calidad de querellante y representada por el abogado Gustavo Briend. “Nervios no tengo. Es ir a contar lo que viví y presencié. Lo que sí pedí es que Emerenciano Sena y Marcela Acuña no estén presentes. La realidad es que no los conozco. Nunca les vi la cara y no pienso hacerlo ahora porque me va a reventar la psiquis”, añadió en diálogo con Infobae sobre cómo vivió las horas previas.
Sobre Cecilia, aún recuerda cómo fue el último abrazo que se dieron: “Fue el miércoles 31 de mayo de 2023. Me vino a despedir y estaba estrenando un buzo de color rosa. Cuando la fui a saludar, metí la mano por debajo del buzo para ver cómo era la tela. Me gustaba la felpita adentro. ‘Pa’ mí’, le dije. Éramos de jugar y muy compinches. ‘Te voy a regalar uno igual’, me contestó. Todavía puedo sentirle el perfume”, rememoró entre lágrimas.
“No me dejaron nada de mi hija, todo estaba quemado, todo estaba destruido: era puro hollín. Lo único que me quedó fue un mechón de su cabello, cuando se lo cortó de adolescente. El por qué y el cómo la mataron no lo sé. Si fue rápido, si la torturaron... No sé lo que le hicieron ni de qué forma”, lamentó. De aquel buzo rosa que llevaba su hija solo quedó un trozo quemado que la mujer tuvo que reconocer en el Instituto Médico de Ciencias Forenses de Chaco junto a otros objetos que le pertenecían a la joven: un dije con forma de cruz, un auricular, una valija y un anillo.
Gloria regresó a Chaco por segunda después de dos años de haber dejado la provincia. La primera fue para vender su casa. Tras el femicidio de Cecilia, la mujer decidió abandonar todo e instalarse en el sur junto a su otra hija, Ángela. ¿El motivo? Ambas siguen amenazadas por el clan Sena.
“¿Cómo no voy a tener custodia si sigo amenazada? Los Sena dijeron que, si les daban perpetua, se iban a encargar de mi otra hija”, expuso y mencionó que, tras la desaparición de Cecilia y como forma de preservar a la familia, decidió “cortar toda comunicación con Chaco, por seguridad”.
“Volví el año pasado, pero estuve solo tres días. Vine para vender mi casa. Me llevó 30 años pagarla y la terminé rematando en 70 cuotas. Rematé todo: muebles, electrodomésticos, aire acondicionado… Y me fui con una mochila”, contó.
Por último, dedicó unas palabras en rememoración de su hija: “Me gustaría que recuerden a Ceci como nuestro ángel protector. Así como está acá, vestida de blanco, con alas y una corona, en el pesebre de Navidad. Está abrazando a su hermana. Ella era así, protectora de todos”.
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