Rayos cósmicos: te explicamos el hallazgo argentino del que todos hablan pero que nadie entiende
Desde el Observatorio Internacional Pierre Auger, donde se desempeña Allekotte, detectaron a través un estudio sobre 3.000 kilómetros cuadrados que las partículas se acercan a la Tierra a muy alta velocidad y energía desde el espacio exterior.
El logro de este grupo de especialistas, consistió, a partir del análisis de partículas, en detectar que los rayos cósmicos con la más alta energía que llegan a la Tierra pueden provenir de galaxias con núcleos activos. Y esta información que traen de su origen aportó reveladores datos astronómicos que a futuro (muy a futuro), permitirán entender más y mejor respecto al origen del universo.
Los datos esenciales para empezar a entender un tema complicado...
Un rayo cósmico es: una partícula subatómica que viene del espacio exterior y bombardea constantemente a la Tierra desde el cosmos.
Para la investigación se estudiaron: 3.000 kilómetros cuadrados.
El logro: Se detectó que los rayos cósmicos con la más alta energía que llegan a la Tierra pueden provenir de galaxias con núcleos activos
Para qué sirve esta información: Para aportar datos astronómicos que a futuro permitirán entender más sobre el origen del universo.
¿Qué es el Proyecto Pierre Auger?: Consiste en la construcción de dos observatorios, uno en cada hemisferio, para el estudio de rayos cósmicos ultra energéticos. Las partículas estudiadas en el mayor observatorio de rayos cósmicos del mundo son muy escasas y logran detectarse a través de 1.600 tanques con agua purificada, ubicados cada 1.500 metros en el campo de Malargüe, y distribuidos en una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados.
“Esta vinculación permitirá estudiar lo que sucede fuera de nuestra galaxia a través de las partículas que van a alta velocidad. Es otra manera de mirar al cielo. Da información acerca de lo que pasa fuera del cosmos, pero luego hay que poner eso en un rompecabezas hasta que todo cierre”, aclaró el investigador del Centro Atómico Bariloche. Es decir, un asunto astrofísico demasiado complejo que aún no debería simplificarse con afirmaciones demasiado generales.
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