Un argentino inventó una toallita femenina que detecta enfermedades ginecológicas

Sociedad

El inventor argentino Gabriel Weinstein formó parte del equipo, con dos daneses, una polaca y un búlgaro, que desarrolló el proyecto de la toallita femenina que detecta enfermedades ginecológicas.

El equipo obtuvo un premio en Singularity University, el campus de innovación para salvar al mundo que funciona hace seis años en la NASA.

La toallita, a través de un micro chip, puede detectar HIV, sífilis, gonorrea, HPV, clamidia, entre otras. Además, se está desarrollando la posibilidad de que se puedan analizar factores relacionados con la fertilidad.

La toallita será flexible y tendrá tres capas: la primera, de contacto con la piel; la segunda, de absorción y filtrado; y la tercera, la del sensor de microfluidos.

"Se trata, en realidad, de un pequeño laboratorio adentro de un chip (un sensor, una batería y un transmisor de radiofrecuencia, que es el encargado de enviar la información al celular). Cuando la sangre llega al sensor, el marcador reacciona en caso de encontrar una enfermedad y se genera un electrón. Si lo hay, significa que hubo reacción y que algo tenés", explicó Weinstein a La Nación.

Sobre la comercialización del producto, el inventor señaló que se expenderá en paquetes que contendrán dos de estas toallitas junto con las convencionales. Esto es porque si aparece que la persona tiene una infección, seguramente va a querer volver a chequearlo.

El inventor argentino dijo: "Hicimos una encuesta y la gente está súper dispuesta a pagar un poco más. Más adelante, pensamos implementarlo en tampones".

¿Por qué la menstruación?


"Descubrimos que hay 300 marcadores, o sea datos, que no están presentes en la sangre pero sí en la menstruación (sangre, fluidos, endometrio). Por lo tanto decidimos hacer algo al respecto. Lo más llamativo es que todo esto ocurrió durante la primera semana, en uno de los tantos encuentros que tuvimos", contó Weinstein.

El inventor argentino explicó que el producto se lanzará primero en Brasil y luego en el resto de América Latina.

Weinstein no busca cambiarle el comportamiento a las mujeres ni volverlas adictivas a un chip: sólo quiere ofrecerles una herramienta que les resulte útil.

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