Los nuevos lujos de Ritó

Para empezar, esta temporada ya alquiló una gigantesca casa de verano en Villa Carlos Paz. La pulposa rubia comenzó a disfrutar de las ventajas de tener un marido adinerado. El hombre no escatimó un sólo peso y eligió una hermosa residencia en la ciudad cordobesa. 

La casa tiene pileta, quincho y cancha de tenis, además de un parque con frondosos árboles y flores. Es que a Maria Eugenia le fascinan las quintas, en especial aquellas en las cuales puede tomar sol sin ropa y broncearse.

Ritó pasará la temporada en Carlos Paz junto a su nuevo esposo, el abogado Marcelo Salinas, mientras trabaja en “Hirientes” junto a Raúl Lavié y el “Negro” Álvarez.

Otro pequeño gusto, tres meses atrás

Pero la vedette no sólo se da gustos alquilando casas. Según se supo, María Eugenia y su flamante esposo habrían gastado cerca de 600.000 pesos en organizar su fiesta de casamiento, celebrada hace tres meses.

Entre otras excentricidades, la rubia eligió para la fiesta sillas con el estilo del rey Luis XV y candelabros de cristal negro.

Por supuesto que el rubro gastronómico no fue menos. La entrada: piadina de Brie con hongos portobello grillados, queso Brie de Córdoba sobre rúcula y tomatitos napolitanos. El plato principal fue lomo asado con papas rústicas, alcauciles, salsa de hongos Porccini y vinagreta de huevo y olivas.

Finalmente, y como debe ser, todo fue acompañado por los mejores vinos argentinos y champagne francés.

¿La luna de miel? Tranquila, fueron solamente 25 días que arrancaron en Madrid y Barcelona, siguieron en Saint Tropez, toda la Costa Azul, Niza, Cannes, Mónaco y terminaron en Venecia y Milán.

Más, más y más…

Como si fuera poco desde que tiene un marido con plata, entre otros “pequeños lujos”, Ritó también disfruta de viajes a Europa; regalos de gran valor y cenas costosas.

Pero quizás el gusto más grande no sea el vil metal. En una entrevista que la blonda otorgó al periodista Jaime Baily, aseguró que su marido tenía una muy buena performance sexual, “y no una vez por semana, sino casi todos los días”. La felicidad en su cara era elocuente.