Tamara Bella se lanza al automovilismo: ¿cuál es la conexión con Colapinto?
Una charla clave con el padre del piloto argentino terminó de empujar a la modelo y conductora a cumplir un sueño de toda la vida y debutar en el mundo del deporte motor.
Tamara Bella decidió dar un volantazo en su carrera y meterse de lleno en un terreno tan exigente como apasionante: el automovilismo. Aunque para muchos su incursión pueda resultar inesperada, se trata de una vocación que la acompaña desde la infancia y que encontró, en una historia ligada a la familia Colapinto, el empujón final para hacerse realidad. “Desde muy chica supe que quería correr”, confiesa, al repasar un recorrido personal marcado por el ruido de los motores y una educación atravesada por la cultura del trabajo.
Hija de Adrián Bella, dueño de una fábrica de ruedas, Tamara creció literalmente entre neumáticos. Ese universo fue su patio de juegos y también el espacio donde absorbió enseñanzas que hoy resignifica. “Quería enseñarme el valor del trabajo”, recuerda al evocar una anécdota de su infancia que, con el paso del tiempo, terminó de explicarle el sentido de aquellas lecciones. Ese ADN familiar volvió a cobrar fuerza tras una cena compartida con Aníbal Colapinto, padre de Franco Colapinto, con quien dialogó sobre el enorme esfuerzo que implica acompañar una carrera deportiva desde los cimientos.
La identificación fue inmediata. “Me sentí muy reflejada por las historias parecidas con mi papá y todo el esfuerzo que hizo para apoyarme”, cuenta Bella, quien asegura que esa charla fue determinante. En ese contexto habló de su pasión por las carreras y de un deseo que arrastraba desde hacía años. “Mi sueño era correr”, admite, y revela que fue allí cuando recibió el estímulo final para animarse a entrar de lleno en ese mundo.
El clic definitivo llegó el día que fue a ver una competencia y expresó casi sin pensarlo su anhelo de estar en pista. La respuesta fue directa y sin vueltas. “Me dijeron: ‘¿Por qué no te probás?’ Me subí, me probé… y desde ese momento no hubo vuelta atrás”, relata. A partir de ahí comenzaron las pruebas en el autódromo, el aprendizaje técnico y una preparación intensa para su debut.
Bella se entrenó en los distintos radios del circuito y en el conocimiento profundo del auto que manejará, un vehículo de tracción delantera con motor 1.8 turbo. A la par, dedica gran parte de su tiempo a observar cámaras on board de pilotos consagrados y a entrenar la coordinación junto a un profesor. Todo, con la seriedad de quien entiende que el automovilismo exige disciplina y compromiso.
Su estreno será en la Copa Bora, categoría en la que será la única mujer del campeonato, un dato que lejos de intimidarla la motiva. “Ser la única mujer no me intimida. Al contrario, me sorprendió lo bien que me trataron y lo profesional del ambiente”, asegura. Para Tamara, ese clima fue clave para sentirse parte desde el primer momento.
La adrenalina es otro de los motores que la empujan. “No tengo miedo porque sé que se toman todos los recaudos necesarios”, afirma, y aclara que esa seguridad le permite enfocarse en lo verdaderamente importante: correr. Si bien el proyecto no es rentado en esta primera etapa, la posibilidad de sumar sponsors aparece como una puerta fundamental para sostener el desafío. “Ojalá aparezcan algunos más”, desliza con optimismo.
Con expectativas claras y los pies sobre la tierra, Tamara Bella apunta a completar todas las carreras y sumar experiencia frente a rivales con años de trayectoria. “Ellos tienen años de experiencia, yo estoy debutando”, reconoce, sin ocultar la ambición que acompaña a todo debut. Al mismo tiempo, tiene un objetivo que va más allá de lo personal: “Quiero que mi presencia motive a más mujeres a dar el paso. Se puede”.
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