La NASA aseguró que la Tierra tendrá dos lunas en 2038
La NASA confirmó que nuestro planeta no estará solo en su recorrido solar: en los próximos años, un misterioso acompañante celeste se moverá junto a nosotros, dando la ilusión de que tenemos dos lunas.
La NASA aseguró que la Tierra tendrá dos lunas en 2038
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) anunció un hallazgo que parece salido de una película de ciencia ficción: la Tierra tendrá dos lunas —al menos en apariencia— durante más de una década.
El descubrimiento corresponde al asteroide 2025 PN7, un pequeño cuerpo rocoso que seguirá una órbita muy similar a la de nuestro planeta, acompañándolo en su recorrido alrededor del Sol hasta, por lo menos, el año 2038. Sin embargo, algunos cálculos indican que podría permanecer “junto” a la Tierra incluso hasta 2083, lo que lo convierte en una de las cuasi-lunas más estables jamás registradas.
Este tipo de objetos son una rareza cósmica. No orbitan directamente la Tierra, pero se mueven de manera tan sincronizada con ella que, desde ciertos puntos del espacio, parecen girar a nuestro alrededor. De ahí su nombre: “cuasi-luna”.
El hallazgo se realizó en agosto, gracias a un grupo de astrónomos en Hawái que utilizó telescopios de alta resolución para rastrear su trayectoria. Su tamaño, de unos 19 metros de diámetro, y su composición rocosa lo hacen casi imperceptible para el ojo humano, pero su comportamiento ha despertado el interés de toda la comunidad científica internacional.
La predicción de la NASA sobre la segunda Luna
Según los especialistas, el 2025 PN7 no será visible a simple vista, ni siquiera durante sus acercamientos más notables. Su débil reflectividad impide que brille en el cielo como nuestra Luna, por lo que solo podrá observarse mediante telescopios potentes o desde observatorios especializados.
En México, centros astronómicos como los de San Pedro Mártir (Baja California) y Tonantzintla (Puebla) ya confirmaron que podrán seguir su paso y contribuir a los estudios globales del fenómeno. Para la NASA, se trata de una oportunidad excepcional para analizar cómo los pequeños asteroides interactúan con la Tierra y con su campo gravitacional.
A diferencia de nuestro satélite natural, esta cuasi-luna no representa ningún riesgo: se mantendrá a millones de kilómetros de distancia, más allá de la órbita lunar. Su paso será tranquilo, silencioso y completamente inofensivo. Sin embargo, su presencia puede ofrecer pistas sobre la formación del Sistema Solar y sobre cómo los cuerpos menores quedaron atrapados en las rutas planetarias hace miles de millones de años.
Fenómenos similares se han observado antes —como los casos de Kamooalewa o 2023 FW13—, pero ninguno con una permanencia tan prolongada como la del 2025 PN7. Por eso, los astrónomos aseguran que este hallazgo marcará una nueva etapa para la observación científica y para la comprensión de las dinámicas entre planetas y asteroides.
Así, aunque la Tierra no tendrá literalmente dos lunas brillando en el cielo nocturno, sí compartirá su camino con un compañero cósmico discreto, pero fascinante. Un visitante que, durante los próximos años, recordará que incluso en el silencio del espacio… todavía hay sorpresas orbitando junto a nosotros.
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