La Noticia Rebelde: la historia de humor y muerte en un programa que marcó la televisión argentina

Espectáculos

*Tres grandes de aquella mesa repelta de revistas de actualidad murieron de maneras similires y con enfermedades imposibles de combatir.
*El recuerdo para los mosqueteros de un programa que cambió el periodismo en la televisión argentina.

La mesa estaba servida diariamente con cuatro personajes centrales que, sin proponérselo, revolucionaron la televisión con un esquema que ahora podría parecer berreta: simplemente una mesa y sillas.

De esa manera, “La Noticia Rebelde” se transformó en el buque insignia de la nueva televisión democrática, allá por 1986. Hoy, a más de 20 años de aquellas primeras emisiones, tres de sus cuatro integrantes fueron sorprendidos por la muerte, tal vez mucho antes de tiempo.

Adolfo Castelo, Carlos Abrevaya, Jorge Guinzburg y Raúl Becerra conformaron desde la pantalla de ATC un poker de talentos innovadores y creativos, de los que más allá del recuerdo, hoy sólo vive Becerra.


Cada uno con su estilo, todos ellos hicieron reír a los argentinos con altura, acidez e inteligencia, una combinación difícil de encontrar en la televisión aún hoy.


 


Tras “Semanario insólito”, los cuatro hombres fuertes del humor y la ironía fueron generando un mito que se extendió por tres temporadas.

De ahí surgió, por ejemplo, el vicio televisivo de mostrar notas en revistas de actualidad para desgranar las pavadas que se leían. Y la mayor, por ejemplo, era coronada con un huevazo en vivo y en directo.

O las famosas entrevistas en las que rompían el hielo con alguna pregunta que, por entonces, no se escuchaba en ningún lado.

Tras tres temporadas, el grupo, al que ya se había sumado definitivamente Nicolás Repetto, se desarticuló, y el mito empezó a rodar.

Y después, el dolor: primero Carlos Abrevaya, el 8 de julio de 1994, víctima de un cáncer que lo mató en poco tiempo.

Hace un par de años, en junio de 2004, Adolfo Castelo, el más representativo tal vez del grupo, recorrió el mismo camino hacia la inmortalidad de sus seguidores, por una enfermedad similar.

Y ayer fue Jorge Guinzburg quien continuó con la triste saga y dejó vacía para siempre esa mesa de ATC, sembranado la pregunta, por tercera vez, ¿por qué mueren los “buenos” antes de tiempo?

Cada uno con su estilo, todos ellos hicieron reír a los argentinos con altura, acidez e inteligencia, una combinación difícil de encontrar en la televisión aún hoy.

Tal vez sea un lugar común, pero ¿cómo no imaginarlos a los tres, ya juntos de nuevo, riéndose entre ellos y de los demás, creando y probando?

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