Advierten que la pandemia dejó de lado las medidas para combatir el Mal de Chagas
El 20% de los infectados a nivel mundial se encuentran en la Argentina. Se estima que cada año nacen 1.500 niños infectados por el Mal de Chagas.
La Federación Argentina de Cardiología (FAC) advirtió que los esfuerzos sanitarios adoptados ante la pandemia de coronavirus Covid-19 dejaron de lado otro tipo de medidas para combatir la enfermedad del Mal de Chagas y retrasos en los diagnósticos y tratamientos al tiempo que llamó a retomar "los planes de control de plagas, así como los testeos materno neonatales".
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Mal de Chagas, que se conmemora el próximo 14 de abril, la entidad señaló que “la pandemia también trajo aparejados retrasos en los diagnósticos y tratamientos, y por ello se hace necesario retomar con urgencia los planes de control de plagas, así como los testeos materno neonatales”.
Se calcula que en el mundo hay entre 6 y 8 millones de personas infectadas por el Trypanosoma cruzi, de los cuales un 20% se encuentra en la Argentina, es decir 1,5 millones, y a su vez 7 de cada 10 personas que viven con Chagas no lo sabe. Se estima que en el país nacen 1.500 niños infectados por año.
La FAC indicó que a partir de “los innumerables esfuerzos sanitarios por la pandemia de SarsCov2 generaron que se dejaran de lado las tres medidas fundamentales enfocadas para combatir la enfermedad de Chagas; o sea la vigilancia y control del vector (vinchuca), el mejoramiento sanitario de las viviendas rurales, así como el fácil acceso al diagnóstico y tratamiento”.
Además, la FAC sostuvo que es urgente continuar con los planes de “difusión de la enfermedad para concientizar a la población respecto de la presencia de la vinchuca, tanto en áreas urbanas como rurales, y así responder con celeridad a los nuevos casos detectados”.
El ex presidente de la FAC Domingo Pozzer, resaltó que “el Chagas es una enfermedad parasitaria de extrema importancia especialmente por su afectación al corazón” que provoca “cardiopatía grave, arritmias ventriculares, insuficiencia cardíaca e incluso muerte súbita, como forma de presentación en enfermos con cardiopatía”.
En ciertas ocasiones, la enfermedad también “abarca el implante de un marcapasos definitivo por bloqueos del sistema de conducción de corazón, y en otras ocasiones arritmias muy graves que requieren el implante de un cardiodesfibrilador o la ablación, (tratamiento invasivo por catéter de las arritmias ventriculares complejas)”.
“Todas estas graves complicaciones pueden retrasarse y/o evitarse con la detección y tratamiento temprano de la enfermedad”, afirmó, y aclaró que “no todos los pacientes con esta afección desarrollan cardiopatía, y los pacientes sin cardiopatía pueden desarrollar una vida normal".
La FAC explicó que inicialmente la infección se relacionaba exclusivamente a poblaciones rurales y suburbanas, en viviendas con infraestructura deficiente, y convivencia con animales, y sobre todo en áreas de pobreza, pero que “en los últimos tiempos se detectó la presencia del vector, que en Argentina se conoce como vinchuca, en áreas urbanas de varias provincias como San Juan, Mendoza, Catamarca, La Rioja y San Luis”.
Este fenómeno se debe a la migración de personas infectadas que transitan por el país, sea por trabajo o bien por elección para mejorar la calidad de vida con respecto al lugar original de residencia. Y, a su vez, los insectos vectores de la enfermedad probablemente se han adaptado y logrado trasladarse desde zonas suburbanas hacia las ciudades, las que debido al crecimiento demográfico se han expandido hacia zonas boscosas hasta ahora no urbanizadas.
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