El "femicidio mediático" de la China Suarez

Sociedad

El llamado "Wandagate" desató una ola de violencia hacia la actriz y puso de manifiesto que existe una estructura machista, muy difícil de desarraigar, dirigida hacia las mujeres en los medios de comunicación y las redes sociales.

Hace días que presenciamos el ataque violento en redes sociales y medios de comunicación hacia Eugenia "China" Suárez. Se la calificó de "zorra", "puta" (en un sentido despectivo), "rompehogares", "robamaridos". Se hicieron miles de memes con la frase "yo no estuve con la China", un excel con sus conquistas y las parejas que habría roto y hasta se la ha diagnosticado (a distancia) de padecer el "síndrome de fortunata", una patología psicológica que implicaría la “atracción por el hombre prohibido”.

Más allá del morbo que genera en todxs saber más de una historia donde los protagonistas son megafamosos, el culebrón dejó en claro que a la China se la estaba esperando para lapidarla y enterrarla en el ámbito público. Y esto no es casual. No es casual que Mauro Icardi, quien estaba comprometido y decidió intercambiar mensajes con otra mujer, no sea el centro de la crítica, sino la China. No es casual que nos metamos a juzgar la libertad de una mujer, sus deseos sexuales y que todo termine con un enfrentamiento entre dos mujeres por un hombre que termina siendo "un objeto", no un sujeto que decide y puede decir que no.

yo no sali con la china suarez

Wanda está dolida y desparrama agravios contra la China y contra los pocos que la defienden. No vamos a juzgar su accionar porque habla desde una posición herida pero los medios de comunicación y los usuarios de redes ¿por qué reaccionaron de forma tan virulenta hacia la China Suaréz? ¿Por qué les molesta tanto qué sea una mujer deseante, que busque, encare y esté con cuantos hombres quiera? ¿Por qué ella se constituye en una amenaza? La respuesta está en que vivimos en una sociedad con desigualdad de género y las mujeres pagamos por ser deseantes.

Lo dice muy bien Luciana Peker, la periodista y autora de "Sexteame: amor y sexo en la era de las mujeres deseantes": "Lo que no se bancan muchos varones es el concepto de las mujeres deseantes. Si las mujeres le dicen que no al abuso, a la incomodidad, al acoso, a formas de sexo que ellas no quieren, los varones no es que dicen ‘bueno, a ver, cómo querés’; sino que cobran el deseo en muchos casos y hacen sentir que si las mujeres avanzan ellos retroceden. Por lo tanto hacen pagar un precio por el deseo".

A la China Suárez le "hacen pagar un precio por el deseo" mucho más elevado que a Icardi, quien debería estar en tal caso en el foco de la discusión pero es presentado como un "pobre pibe que tuvo un desliz" ante el acoso constante de la actriz. En su descargo, Suárez habló el agobio mediático e intentó develar las lógicas machistas que pesan sobre ella: "Los mismos agravios con los que me describen a mí son los que una sociedad entera usó y sigue usando para referirse a ellas" y señaló que en el retrato mediático sobre las relaciones de pareja los hombres nunca son los culpables".

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En el comunicado, publicado en Instagram, la actríz además expuso el acoso mediático y de redes y la doble vara con la que se la juzga a ella y a los hombres con los que estuvo: “Parece que es más creíble para esta sociedad, sabiendo cómo se manejan ellos siempre, que yo sea la mala, la que engaña y no la engañada".

Femicidio mediático

En una entrevista reciente con Julio Leiva en Filonews, la escritora y actriz Camila Sosa Villada aseguró sobre el ataque a las mujeres, lesbianas y trans: “Antes las conducían por un camino hacia la hoguera y las tiraban en las brazas, o las azotaban. Hoy las agarran en las redes y en los programas de chimentos”.

En estos foros, en donde la palabra se democratiza por completo y se lapidan y cancelan personajes a diario, son las mujeres las que reciben mayor violencia. Un informe de Amnistía Internacional reveló que una de cada tres mujeres sufre violencia en las redes sociales en nuestro país. El efecto de la violencia online suelen tener impacto en la salud de las mujeres: el estudio muestra que un 36% de las mujeres que recibieron violencia tuvo ataques de pánico, estrés o ansiedad y un 35% pérdida de autoestima o confianza. Un 34% manifestó haber sentido miedo a salir y un 33% identificó haber atravesado un período de aislamiento psicológico.

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Sobre la violencia que recibió Suárez en estos días, la politólogo feminista Florencia Freijoó hizo una reflexión interesante en la que explicó que se trató de un "femicidio mediático y simbólico".

"Se habla de femicidio mediático y simbólico porque se espera que esa mujer no pueda existir más en lo público. Que no pueda trabajar, que no pueda salir en la vía pública, que no pueda vivir en paz. Se busca la supresión de su identidad, a través de la pedagogía de la crueldad", escribió en su twitter y señalo: "la hoguera mediática del silenciamiento, el escarnio público y la erosión de la reputación, es una práctica histórica hacia nosotras por eso englobamos al término y tratamos de encontrarle una categoría. Buscamos explicar una práctica sistemática contra las mujeres".

Si bien el uso del término "femicidio" en este caso puede sonar fuerte y que banaliza los asesinatos a mujeres de mano de la violencia machista, es interesante si lo pensamos en el plano de lo simbólico. Es un paso más allá de la cancelación en redes porque aquí pesa el hecho de que sea una mujer la que recibe la violencia. Este tipo de violencia busca exiliar a la mujer del foro público o mediático, eliminarla.

Cabe resaltar que la violencia mediática es una de las modalidades incluídas en la Ley Nº26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres. Una particularidad de esta norma es que aborda la violencia de género de manera integral y transversal, en línea con la "Convención Belem do Pará”. Entiende la violencia hacia las mujeres como problemática pública estructural atravesada por lo cultural, lo económico y lo político. Si se trata de una problemática pública, es consecuencia de estructuras sociales y culturales que afectan a la sociedad.

Debemos empezar a pensar más allá del caso de la China Suárez, de individualizar en ella y si está mal o bien lo que hizo y si entonces merece ser castigada en la esfera pública , y cuestionarnos por qué naturalizamos la violencia excesiva hacia una mujer.

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