Menem está convencido de que sobre él pesa una maldición
- Muertes, enfermedades, depresiones y olvidos varios llevan al ex presidente Carlos Menem a pensar que es víctima de alguna maldición.
- Aquí, un recorrido por los "hechos" que, a una persona supersticiosa, podrían hacerle pensar en el mal de ojo.
En unos días, Carlos Menem subirá al avión rumbo a Miami, donde pasará Nochebuena y Navidad con su ex Cecilia Bolocco y su hijo Máximo. Después volverá para estar junto a Zulemita y su hijo en las fiestas de fin de año. Pero el ánimo del ex Presidente, según dicen algunos de los pocos allegados que le quedan, no es el mejor.
Hombre supersticioso (algo que se potencia en el mundo de los políticos), el ex Presidente está seguro de que alguna maldición u otro extraño designio se abate sobre los suyos... y sobre él también.
El 24 de noviembre pasado falleció su hermano mayor, Amado, con quien Carlos Saúl mantenía una relación mucho más afectuosa que con los otros. A los 84 años, el ex administrador de las bodegas Menem y quien negoció la venta de ese antiguo negocio familiar con Carlos Spadone, murió víctima de una insuficiencia respiratoria que lo aquejaba desde hacía años.
Antes de la venta de las bodegas, el propio Amado Menem había consentido participar de un documental realizado por la televisión alemana sobre la figura del asesinado Obispo Angelelli al comienzo de la última dictadura: “... los viñateros riojanos no lo querían, era comunista” dijo entonces Amado muy suelto de cuerpo, recordando que en una ocasión los dueños de los viñedos de Anillaco lo corrieron a pedradas al Obispo convertido en mártir religioso riojano.
Hay otros familiares de Carlos Menem que también padecen severos problemas de salud. Y si bien esto puede explicarse porque sus hermanos son hombres de edad, su sobrino Adrián (hijo de Eduardo y el más fiel defensor de todas las acusaciones que llovieran contra su tío) padecería un problema muscular que, según los diagnósticos, tiende a agravarse con el paso del tiempo. El ex Presidente siente que su mejor aliado familiar está aquejado por algún “conjuro” o maleficio, aunque en verdad parece que el problema es genético. Munir Menem –otro hermano del ex Presidente-, también sufriría una atrofia muscular de la cual cada vez le cuesta más reponerse.
Y por si fuera poco, Aquil –otro de los sobrinos del riojano-, tuvo recientemente un derrame coronario por el que también está obligado a seguir un intenso proceso de rehabilitación.
A eso se suma que Carlos Nair, recientemente “adoptado” en la familia tras su paso por “Gran Hermano”, estaría padeciendo un fuerte estado depresivo, quizás producto de la declinación de su popularidad tras los 15 minutos de fama que le ofreció la participación en el reality show de Telefe.
Zulema Yoma, en sus peores momento de la relación con su ex, repetía un axioma que constituye una maldición árabe: “¡Ojalá que te enamores!”. “Es que los hombres son muy idiotas cuando se enamoran”, le explicó Zulema alguna vez al autor de este informe sobre el sentido de la maldición árabe.
Pero hoy día Carlos Menem no está enamorado, y después de los desplantes de la ex Miss Universo chilena, solo tiene desilusiones. El ex Presidente cree que es una maldición que alguien echó sobre su persona y que toca por añadidura al núcleo familiar.
Sus fieles colaboradores de antaño (entre ellos Alberto Kohan y Carlos Corach) han tomado definitiva distancia de su figura, y solo unos pocos personajes se le acercan a darle muestras de cariño.
Como marco geográfico de su decadencia, está en su Anillaco natal la pista de aterrizaje que le construyeran antaño –con dineros públicos- sus seguidores más obsecuentes. Esa carretera para vuelos de aviones de gran porte nunca se utilizó para el transporte de aceitunas al exterior, como se dijo después de inaugurada, y como todo lugar abandonado luce los fantasmas de la decadencia y la resaca de aquella opulencia que se creía eterna.
En ese Anillaco donde iba a tocar Daniel Agostini exclusivamente para el entorno menemista, todo el paisaje es fantasmagórico y opresivo. El ex de Nazarena Vélez se ufanaba de ser llamado en persona por el entonces Presidente Carlos Menem y tenía a disposición suya y de su comitiva desde avión Presidencial hasta cachets significativos para actuaciones especiales dignas de un sultanato.Hoy, obviamente, Agostini prefiere olvidarse de aquellos festivales en Anillaco.
Familiares muertos, otros enfermos, depresiones varias y el olvido son los síntomas que Carlos Menem atribuye a una maldición o conjuro establecido en su contra.
Quizás sea nada más que lo que los orientales llaman “la ley del karma”, y en la mitología celta se significa con la expresión: “Todo lo que va... vuelve”.
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