Una investigación reveló que el chisme es muy bueno para la salud

Sociedad

En la oficina, con tus amigos o simplemente con tu familia. ¿Cuáles son las ventajas para nuestro cuerpo? Acá te lo contamos.

Si la sociedad argentina conociera todos nuestros chismes estaríamos condenados. Sin embargo, un estudio demostró que a la hora de contar nuestras cosas con otra persona sus beneficios a la salud son sorprendentes.

El hecho en sí tiene mala reputación y nos cataloga como “lleva y trae” en la vida, además como en la antigüedad se contaban cuentos que hasta el día de hoy repetimos y leemos en libros de historia muchas veces se distorsiona o se exagera.

Pero es importante aclarar que el chisme cumple una de las funciones sociales más importantes: entablar vínculos. A partir de una investigación científica podemos afirmar que los beneficios que trae son perfectos para nuestra cuerpo.

Los efectos del chisme en el cuerpo

Según la Universidad de Pavía, se encuentra entre las mejores 10 de Italia plantea que “existe una falta de conocimiento sobre cómo se podría lograr este efecto y qué respuestas psiconeuroendocrinológicas podrían provocarse durante los chismes grupales”.

¿Por qué sucede este fenómeno? El cerebro tiende a generar una oxitocina comúnmente llamada “hormona de la felicidad” cuando una persona habla sobre otra. Este mismo efecto se da al encontrarse y darse un beso con una pareja o el abrazo con alguien después de mucho tiempo.

A su vez se confirmó que al momento de realizar el chisme, se libera el corsitol, una de las hormonas que genera estrés y aumenta la glucosa en sangre. Este experimento se realizó en 22 mujeres en donde se les planteó hablar de tres tópicos diferentes: una situación normal, chisme y alguna nota emocional.

Cuando se realizaron estas actitudes se mostró un grado significativo de la primera hormona y la disminución de la segunda en distintos momentos.

La hormona de la felicidad

La oxitocina es ideal para los efectos relajantes y el anti estrés de nuestro cuerpo. De esta manera, se nota una baja considerable de la tensión arterial, la presión cardíaca y el corsitol, hormona del estrés.

Por último se comprobó que es perfecta para modular o regular nuestras emociones y comportamientos con la sociedad, esto facilita los procesos de amor, memoria, la disminución de la ira y la agresión, y regula la ansiedad y el miedo, e incrementa la confianza, la empatía y la generosidad.

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