San Lorenzo al borde del abismo: qué significa y qué puede pasar si se declara la quiebra

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El club tiene cinco días para pagar una deuda millonaria con un fondo suizo. Qué implica el proceso judicial, cómo afectaría a la institución y qué antecedentes existen.

La noticia sacudió a Boedo y encendió todas las alarmas en el fútbol argentino: San Lorenzo fue notificado por la Justicia y dispone de solo cinco días para cancelar una deuda de 4,7 millones de dólares con el fondo suizo AIS Investment Fund. De no hacerlo, podría declararse su quiebra, un escenario que pondría en riesgo su funcionamiento institucional y deportivo.

Aunque el panorama es crítico, aún no se llegó a la instancia definitiva. Para que un club sea declarado en quiebra debe comprobarse una cesación de pagos, es decir, que su patrimonio no le permita afrontar sus obligaciones de manera regular. Desde la dirigencia remarcan que la institución sigue pagando sueldos y mantiene sus actividades, aunque reconocen retrasos con el plantel profesional y una economía en estado delicado.

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Qué puede pasar con San Lorenzo si se declara en quiebra

En caso de que la Justicia determine la quiebra, se designa un síndico judicial encargado de administrar las finanzas del club. Este funcionario tiene poder sobre los bienes e ingresos de la institución, y su función es liquidar activos para saldar las deudas pendientes. Dispone de un plazo de tres años para regularizar la situación y evitar la disolución o la venta de los bienes más importantes del club.

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La historia del fútbol argentino ofrece varios antecedentes de procesos similares. El más recordado es el de Racing Club, que en 1999 fue declarado en quiebra y gerenciado por la empresa Blanquiceleste S.A., hasta que los socios lograron recuperar el control institucional. También pasaron por situaciones parecidas Ferro Carril Oeste (2002), Deportivo Mandiyú (1995) y Sportivo Palermo (1984), cada uno con desenlaces distintos y costosos en términos deportivos e institucionales.

El presidente Marcelo Moretti enfrenta una presión creciente de los socios, aunque por ahora no evalúa renunciar. En el club se aferran a una posible negociación de último momento para evitar la intervención judicial y garantizar la continuidad del Ciclón como asociación civil. Sin embargo, el reloj corre y la deuda con el fondo suizo amenaza con poner al Ciclón ante una de las crisis más graves de su historia.

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