Revelan el texto completo de la denuncia contra Marley

Espectáculos

El conductor fue acusado por Adrián Alfredo Molina, quien relató los hechos que habrían ocurrido en los 90.

Este martes, Marley fue denunciado por el delito de corrupción de menores por parte de Adrián Alfredo Molina, un hombre de 44 años, que lo acusó de haberle dado drogas y ejercer coerción contra él, para tener relaciones sexuales cuando tenía 17 años.

La presunta víctima relató en la denuncia cómo habría empezado su vínculo con el conductor en 1996 y detalla los encuentros en los que habrían ocurrido los abusos sexuales.

Dado que la causa prescribió, el denunciante solicita el “juicio por la verdad” -en este caso, si el imputado resulta culpable no tiene una pena entendida en los términos del Código Penal-.

La denuncia contra Marley

Este miércoles en Socios del Espéctáculo (Eltrece) leyeron el documento presentado ante la Justicia. " Adrián Alfredo Molina titular del documento xxx, nacido en la ciudad de Buenos Aires el 11 de enero de 1979, con domicilio en Miami Beach, Estado de Florida, Estados Unidos, se presenta y respetuosamente presenta esta denuncia que cita los hechos a mediados de la década del ‘90. Mi padre adquirió una computadora con la cual me introdujo al mundo de las navegaciones de las páginas web”, empezó la lectura Rodrigo Lussich.

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Y prosiguió: “En el año 1996, con 17 años de edad, conocí a una persona que se identificó con un alias, el cual utilizaba un correo electrónico, ocultando su verdadera identidad, manifestando que se parecía al actor Hugh Grant, con la cual por un par de meses tuve comunicación por esa vía, comenzando con una relación de carácter amistosa, donde me interrogaba por mi vida, mis cosas, le comentaba sobre mi familia, entre muchas otras, a quien llegué a confiar cosas que nadie sabía”.

En una ocasión me dijo que se parecía al conductor televisivo Marley, generando la duda, si bien no lo afirmó, me había contado que trabajaba en una compañía de producción de espectáculos. Ello fue después de un tiempo de comunicación y antes de conocernos”, siguió con la lectura Lussich.

Y agregó: “Al cabo de un tiempo me citó en una esquina de zona de Palermo, donde nos conocimos personalmente. Para ese entonces, él ya se había transformado en un amigo, en alguien de confianza, y la única persona que sabía todo de mi vida. En esa ocasión, me subí a su automóvil en el área de Avenida del Libertador, inmediatamente me llevó por la autopista Panamericana a una casa en la Zona Norte del Gran Buenos Aires”.

En su casa, en ese primer encuentro, intentó seducirme, tener relaciones sexuales, pero yo me negué. Después de habernos conocido personalmente, nos comunicábamos a diario, él me decía que quería tener relaciones sexuales conmigo y que no debía contárselo a nadie. Yo era un adolescente muy introvertido, tímido, que tenía solo una amiga a quien contar estas confidencias”, sigue la denuncia.

La presunta víctima relató que: “Esto se inició cuando yo tenía 17 años y duró por más de tres años en el más absoluto secreto. Tiempo después, tomé conciencia que la relación fue meramente sexual, limitada a cuatro paredes de su casa”.

Luego comentó Lussich: “En uno de los tramos más graves de la denuncia, Adrián Molina, dice ‘yo nunca había usado drogas. En una ocasión, en la planta alta de su casa, Alejandro Wiebe, acá la nombra con nombre y apellido, colocó en mi nariz una sustancia ilegal que se llama ‘poppers’. La sustancia ingresó a mis fosas nasales, me hizo hervir la cabeza, la nariz, la garganta, los ojos. Esto pasó mientras él intentaba convencerme de tener sexo en un jacuzzi’”.

“Más adelante, habla de detalles muy escabrosos de la relación sexual en sí, de las prácticas, habla de penetración, de cosas que suceden en una relación sexual, que tal vez no vengan al caso por el horario y por guardar ciertas formas, pero están explayadas, por cierto”, describió Lussich y siguió leyendo: “En una ocasión, en mi primera visita a Estados Unidos, yo estaba en un hostel de habitaciones y baños compartidos. Él insistió en ingresar a mi habitación y, cuando lo logró, me obligó a sentarme en su cama”.

Su abuso y sometimiento me llevó a la decisión de irme del país, radicándome en Miami. Le dije que no soportaba más, ya que era una relación abusiva emocionalmente. Me consiguió un boleto para irme de ida a Estados Unidos. Él quería que yo me vaya, porque ya había cumplido el ciclo de ser su juguete y era una forma de preservarse que yo esté lejos. Si bien yo me fui lejos, Marley viajaba cada tanto a Miami, donde nos veíamos y nos frecuentábamos con una suerte de amigos con derechos”, siguió el texto.

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