Vacaciones en Brasil: el pintoresco pueblo que estuvo rodeado por oro colonial

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Situado a escasos kilómetros de Belo Horizonte, este destino es perfecto para empaparse de historia y cultura. Los detalles en la nota.

Sudamérica es un territorio compuesto por diferentes atracciones turísticas, perfectas para descansar y conocer en medio de las vacaciones. Sus paisajes van desde playas serenas y cristalinas hasta imponentes cordilleras y valles, ofreciendo opciones para todos los gustos y estilos.

Uno de sus destinos más encantadores es Ouro Preto, un histórico pueblo al sureste de Brasil, cercano a Belo Horizonte. Reconocido por sus calles empedradas y su arquitectura colonial, se convirtió en el refugio de aquellos que buscan tranquilidad, historia y cultura.

Qué hacer en Ouro Preto

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Llegar a Ouro Preto es simple y rápido desde cualquier punto de Sudamérica.

Llegar a Ouro Preto es simple y rápido desde cualquier punto de Sudamérica.

En Ouro Preto, los visitantes pueden realizar recorridos por iglesias coloniales, famosas por su detallada ornamentación barroca y su valor histórico. Estos edificios antiguos son los epicentros de este pueblo, recibiendo a cientos de turistas año tras año.

Por otro lado, los paseos guiados son perfectos para descubrir la historia del pueblo, sus tradiciones centenarias y la herencia minera que moldeó la región. Uno de los aspectos más valorados por los visitantes es la amabilidad y calidez de los ciudadanos de Ouro Preto, siendo un punto clave que invita a volver en el futuro.

Dónde queda Ouro Preto

A pocos kilómetros de Belo Horizonte, este destino se ubica en el corazón de Minas Gerais. La localidad está enclavada entre montañas que, durante la época colonial, fueron conocidas en el mundo entero por sus yacimientos de oro, un legado que le permitió ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad.

Cómo llegar a Ouro Preto

La manera más sencilla y ágil para llegar a Ouro Preto es tomando un vuelo hasta Belo Horizonte y, desde allí, continuar en autobús hasta el pueblo. Otra alternativa es viajar en automóvil desde Río de Janeiro, pero el recorrido terrestre supera las seis horas.

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