El gobierno de De la Rúa y la experiencia de la Alianza: de la esperanza política al estrepitoso fracaso

Política

La fuerza nació en 1997 y reunió a la UCR y con el Frepaso para combatir a la corrupción. Sin embargo, sus internas y una gestión errática llevó al país a una crisis total.

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Un año después de su asunción como jefe de Gobierno porteño, Fernando De la Rúa se convirtió en protagonista central de la fundación de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación que integraban la UCR y el Frente País Solidario (Frepaso).

En 1997, con el apoyo clave de Alfonsín, De la Rúa se convirtió en presidente del Comité Nacional de la UCR y desde allí saltó a la interna abierta por la candidatura presidencial de la Alianza de 1998, en la que le ganó con el 62% de los votos a la postulante del Frepaso, Graciela Fernández Meijide, que sacó el 38.

Acompañado por el frepasista Carlos "Chacho" Álvarez, De la Rúa ganó las elecciones presidenciales de 1999 con el 48,5% de los votos, contra el 38,09% del binomio peronista Eduardo Duhalde- Ramón Ortega.

La UCR volvió así a contar con un correligionario en el Sillón de Rivadavia, aunque no previó el trágico final.

De la Rúa buscó bajar el gasto público y mantener la paridad peso/dólar que había heredado de Menem, dos elementos que se combinaron con el "blindaje" financiero a través de un préstamo del FMI por 40.000 millones de dólares, con sus respectivas condiciones de contracción económica.

Caída del PBI, aumento exponencial del desempleo, recortes en programas sanitarios, jubilaciones y educación y una fuga de capitales imparable conformaron una espiral descendente en la que De la Rúa cambió tres veces a su ministro de Economía: a José Luis Machinea le siguió Ricardo López Murphy y, finalmente, Domingo Cavallo, el ex ministro de Menem y "padre" de la convertibilidad que el Presidente quería mantener a toda costa.

Se vio jaqueado también en lo político, cuando en octubre de 2000 "Chacho" Álvarez renunció a la vicepresidencia en medio del escándalo por el presunto pago de coimas en el Senado para aprobar la polémica Ley de Reforma Laboral.

La Alianza se resquebrajaba, De la Rúa aparecía extremadamente debilitado y, para colmo el Gobierno perdió por paliza las elecciones legislativas de octubre de 2001 contra el peronismo, que consolidaba su mayoría en las dos cámaras del Congreso.

En diciembre, Cavallo anunció la restricción del retiro de dinero de los bancos por parte del público, la medida que se conoció como el "corralito" y que selló la suerte de De la Rúa, a quien días después el peronismo le tomaba la línea de sucesión al poner a Ramón Puerta en la presidencia provisional del Senado.

La clase media y los sectores más humildes se unieron en una protesta nacional para exigir "que se vayan todos", y con el canto "piquete y cacerola, la lucha es una sola", salieron a las calles y dieron forma a una rebelión popular que fue reprimida y dejó un saldo de 27 muertos.

El 20 de diciembre de 2001, a las 19:45, De la Rúa presentó su renuncia y se retiró de la Casa Rosada en helicóptero, una imagen que se convirtió para siempre en una postal del caos.

Condenado al ostracismo político por aquellas jornadas trágicas, el dirigente radical se alejó de la escena pública: en los últimos años, sus apariciones en los medios, básicamente, se debieron a su problemas de salud.

En ese sentido, su última aparición pública fue el 30 de noviembre pasado cuando había asistido junto a su esposa, Inés Pertiné, a la Gala del G20 realizada en el Teatro Colón.

Producto de esos inconvenientes de salud, este martes 9 de julio De la Rúa falleció a los 81 años en la Clínica Fleming, del barrio porteño de Colegiales.

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