"Son un asquito", el duro ataque del titular de la Cámara Argentina de Comercio a los diputados
Mario Grinman cuestionó la responsabilidad de los legisladores y los acusó de proponer gastos sin pensar de dónde salen los recursos.
El arranque del Council of the Americas en Buenos Aires, espacio donde suelen desfilar empresarios, banqueros y figuras de peso de la política, tuvo un condimento inesperado: el presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman, utilizó el escenario para lanzar un fuerte ataque contra el Congreso, con frases que generaron incomodidad incluso entre quienes habitualmente lo aplauden.
El dirigente, que se reconoce cercano al ideario libertario, eligió hablar sin guion ni papeles, en un tono casi electoral, y no dudó en cargar contra los legisladores. Con gesto adusto, los descalificó directamente al calificarlos de “un asquito”, en una expresión que sonó más a catarsis personal que a diagnóstico institucional, luego de que los Diputados rechazaran el veto presidencial a la Emergencia en Discapacidad.
Lejos de matizar, profundizó su embestida con una crítica generalizada al trabajo parlamentario: "Se proponen aumentar de todo sin pensar de dónde salen los recursos. ¿Por qué no les pedimos que por ley ya que tenemos que ser tan felices, nos otorguen de todo? La Argentina tiene una historia de emitir todo el tiempo, como que nosotros como comerciantes vamos pidiendo préstamos. Eso no funciona. En marzo el presidente Milei dijo que la Argentina nos había defraudado y el hecho que él llegara a ser presidente de los argentinos, tiene que ver con ese fracaso. Sus palabras fueron de una sinceridad brutal", sostuvo.
El mensaje, vestido de honestidad brutal, en realidad exhibió una visión simplista y sesgada del rol del Congreso: una mirada en la que los representantes elegidos por el voto popular son reducidos a simples obstáculos de la “eficiencia empresarial”. Con un discurso que resonó más en clave de campaña que en tono institucional, Grinman buscó alinearse con el estilo presidencial, pero terminó mostrando un desprecio explícito hacia las instituciones democráticas.
En otro pasaje de su intervención, apuntó sin nombrarlo directamente contra Axel Kicillof, recordando el episodio por el cual no se respetó el estatuto de YPF: “La picardía criolla. Que ya sabemos cómo termina”, dijo con ironía. De ese modo, reforzó la idea de que sólo existen dos caminos posibles, sin matices: “aislarse o integrarse al mundo, prebendas o reglas claras, autocracias o encaminados, abrazarnos a la corrupción descarada o regirse por la ética, por el bien o por el mal”, fue desgranando.
En su alegato también pidió una rebelión contra los impuestos que cobran provincias y municipios, un planteo que sonó a deslegitimar la estructura misma del federalismo argentino, y que despertó murmullos entre algunos empresarios presentes, más preocupados por la volatilidad financiera de las últimas semanas que por consignas altisonantes.
El clima del encuentro dejó en claro que, más allá de los gestos protocolares, la agenda empresaria también está marcada por contradicciones internas. Mientras Susan Segal, referente histórica del Council, habló en su discurso de apertura de la necesidad de continuar con el ordenamiento fiscal, Grinman eligió el camino de la descalificación fácil, el tono tribunero y las frases efectistas.
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