Araceli, Nahuel y Jordana: inserción laboral juvenil desde la extrema pobreza
Son jóvenes que, en principio, no parecían contar con las oportunidades ni las herramientas adecuadas para lograr empleos de calidad. Pero con esfuerzo, capacitación y ayuda lo lograron.
EMPUJAR está conformado por una red de empresas y voluntarios que buscan promover y potenciar la inserción laboral de jóvenes a través de cursos y entrenamientos en habilidades laborales, para que se fortalezcan y logren conseguir un empleo de calidad.
“Potenciar oportunidades laborales capacitando mediante el desarrollo personal y social a jóvenes con deseos de progresar”, dicen desde el programa respecto a su misión.
Tres casos de éxito se pueden destacar con relación a la misión buscada, que se alcanza al menos en estos jóvenes que lograron insertarse en el mercado laboral desde las condiciones más desfavorables, luego de pasar por el EMPUJAR.
Araceli
Araceli González egresó del programa EMPUJAR de la sede de Parque Suárez en 2019; tiene tres hermanas y un hermano. “Yo vivía en Loma Hermosa con mi mamá, una de mis hermanas y un sobrino. Mi mamá es jubilada y mi papá falleció en 2015 porque estaba enfermo. Ese mismo año terminé el colegio y comencé a buscar trabajos porque nunca nos alcanzaba la plata para poder comer”, relata la joven.
“Al mismo tiempo empecé la facultad y el curso de EMPUJAR. Ahí pude conseguir mi primer trabajo en blanco. Después de EMPUJAR fui consiguiendo mejores trabajos por la experiencia que ganaba”, indica.
A los 19 trabajó en una panadería y en un local de ropa. Luego de EMPUJAR consiguió su primer trabajo formal: un call center, y actualmente trabaja en la empresa Control de Fumigaciones AB, ubicada sobre la Ruta 8, en el Partido de San Martín.
“Trabajo 4 horas diarias. Ingreso a las 13 horas y salgo a las 17. Tengo mi escritorio con mi computadora y mi trabajo consiste en cobranzas a los clientes, mandar mails con las facturas que se deben y recibir pagos”, explica Araceli.
Además, cuenta que “envío certificados de fumigación que contienen un QR, controlo el stock de productos de la empresa; subo al sistema lo que llega y lo que retiran del stock y paso las facturas de los gastos de la empresa (le entrego los datos al contador quien indica los gastos mensuales y todo lo voy pasando al sistema así tenemos un buen control)”.
El contrato de Araceli termina en las próximas semanas y su jefe ya le ofreció tomarla en relación de dependencia.
“En EMPUJAR conocí a Nahuel, quien cursaba conmigo en la sede del Parque Industrial Suárez. Somos novios y gracias a que trabajamos los dos, pudimos irnos a vivir solos. Alquilamos un departamento en Pablo Podestá y hoy tenemos nuestro lugar y proyectos juntos”, indica la joven.
Nahuel
Nahuel Roldán trabaja en Embalcenter. Egresó de EMPUJAR en 2019 junto a Araceli, y consiguió trabajo en una empresa de la red del programa. De hecho, a fines del 2020 recibió un premio en reconocimiento a su excelente desempeño.
"Me parece importante resaltar que los jóvenes no se lancen a lo primero que encuentren, que primero piensen si eso es lo que les gustaría hacer realmente, que busquen su comodidad. No es fácil, se van a decepcionar muchas veces”, señala.
Y cuenta: “La entrevista para entrar en Embalcenter fue la tercera a la que me presenté y por suerte quedé. Llevo más de un año trabajando en la empresa. Al principio me fue difícil encajar, pero no me rendí y sobre todo busqué mi lugar. Ahora, con más experiencia en la fábrica, soy uno de los mejores. Empecé como un simple alistador de cintas y ahora soy uno de los mejores maquinistas que tienen. Y no porque lo diga yo... ellos mismos lo subrayan”, asegura.
Hoy vive en un departamento que pudo alquilar junto a Araceli, gracias a los empleos conseguidos; pero antes vivía con sus padres y sus 4 hermanitos en un barrio vulnerable de Loma Hermosa. Sus papás tienen un kiosco.
Pero desde siempre sabe lo que es trabajar: fue ayudante de albañil y tuvo otros trabajos no formales hasta que logró entrar la empresa donde actualmente está trabajando, gracias al puente tendido por la fundación EMPUJAR.
Jordana
Jordana Moreno, por su parte, cursó la capacitación de herramientas y competencias laborales en modalidad virtual en el 2020. Tiene 23 años y vive en Rafael Castillo con sus papás y sus 2 hermanos.
En su CV se define como entusiasta y se comprueba a los pocos minutos de hablar con ella. Estudia, trabaja, sueña y proyecta. La pandemia la encerró en su casa y le limitó las posibilidades. Y así fue como, a través de las redes sociales, llegó a EMPUJAR en el 2020, buscando algo para hacer y seguir creciendo.
Pensó que se anotaba en “una capacitación” y con el paso de los encuentros fue notando que era “algo distinto”. En EMPUJAR encontró que era un punto fundamental: trabajo en equipo, compañerismo, compartir tiempo e historias. Al principio le parecía que iba a ser imposible entablar relaciones con otros a través de una pantalla, pero a medida que pasaban los días y ella terminaba siempre emocionada, se dio cuenta que sería diferente.
Hoy, gracias al programa, está trabajando en una empresa en la que encontró eso que buscaba: calidad humana y profesionalidad. Es administrativa en el área de marketing de la empresa LNG Olivieri, en Ciudadela. Con esfuerzo y perseverancia está haciendo su camino en una dirección que difiere de lo que conocía. En su familia, el trabajo “era sólo trabajo”, como ella lo define, y no estaba ese “algo más”, esa emoción que la atraviesa en todos los ámbitos de su vida.
La capacitación le permitió a Jordana no sólo adquirir nuevas herramientas para el mundo laboral sino también la ayudó a encontrarse a sí misma. Durante el programa, disfrutaba del intercambio con sus compañeros y encontraba que ellos también valoraban sus intervenciones.
A ella ya le venía dando vueltas por la cabeza la idea de ser docente, y en EMPUJAR terminó de definirse: hoy está cursando el Profesorado de Educación Primaria en San Justo. Trabaja hasta las 17 y se va directo a cursar. Llega a las 22 a la casa con la dicha de quien disfrutó de un gran día. Así, todos los días. Elige lo que está haciendo cada mañana y lo ratifica cada noche, está haciendo lo que realmente quiere y disfruta del esfuerzo que hace para lograrlo.
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