Un clásico de Navidad: las insólitas excusas de los conductores que dieron alcoholemia positiva

Sociedad

Durante los operativos realizados en distintos puntos de la Ciudad, varios conductores que dieron positivo intentaron evitar sanciones con justificaciones llamativas.

Los controles de alcoholemia desplegados en la Ciudad de Buenos Aires durante los festejos de Navidad volvieron a dejar escenas que llamaron la atención por las excusas y reacciones de algunos conductores que dieron positivo en el test. Las imágenes, registradas por los propios agentes de tránsito, muestran intentos de justificación, confusión sobre los límites permitidos y momentos de tensión cuando se confirmaba la infracción y se avanzaba con las sanciones correspondientes.

Durante la noche del 24 y la madrugada del 25 de diciembre, los operativos se multiplicaron en distintos barrios porteños. En ese contexto, decenas de licencias fueron retenidas y varios vehículos terminaron siendo trasladados a playas de acarreo. El límite permitido en la Ciudad para conductores particulares es de 0,5 gramos de alcohol en sangre, una cifra que los agentes repiten antes de iniciar cada control, junto con las indicaciones para realizar correctamente el procedimiento.

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En uno de los casos que se observa en el video, una conductora tuvo dificultades para soplar de manera adecuada en varias oportunidades. Cuando finalmente el dispositivo marcó 1,25 gramos de alcohol, la agente le informó que debía retenerle la licencia y que el vehículo sería acarreado.

También le explicó que recibiría una licencia provisoria para poder continuar circulando en el futuro. La mujer intentó interrumpir a la oficial con diferentes comentarios y terminó justificándose con una frase que se volvió viral: “Soy de acá a la vuelta”. Minutos después, descendió del auto y entregó las llaves.

Otro conductor, que arrojó 0,07 gramos y se encontraba dentro de lo permitido, protagonizó un intercambio llamativo con el personal de tránsito. “Salí a laburar, pero ¿el oliva hace esto?”, preguntó, y luego insistió con otra consulta similar: “¿El Listerine hace eso?”. Los agentes le aclararon que el dispositivo solo detecta alcohol etílico y no otros productos, y el hombre pudo continuar su camino sin inconvenientes.

Una situación diferente se dio con un conductor que registró 0,48 gramos de alcohol en sangre. Aunque estaba por debajo del límite general, transportaba pasajeros y contaba con licencia profesional, por lo que debía marcar cero. Al ser notificado de la infracción, intentó defenderse: “Es que me pidieron que los lleve”, explicó primero, y luego cuestionó a la agente al recordar que el máximo era 0,5.

Cuando le aclararon que ese límite no aplicaba en su caso, insistió en que conocía a las personas que viajaban con él y que no se trataba de un servicio de transporte. Finalmente, el vehículo fue acarreado y el hombre se retiró visiblemente molesto, lamentándose por la situación.

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