Turismo en Salta: los pueblos de montaña para visitar en el verano y conocer

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Dos pueblos atrapados entre los cerros y la tradición se destacan por su belleza natural y su atmósfera detenida en el tiempo.

Viajar a Salta siempre es una buena idea, pero en los meses de verano la provincia se vuelve aún más irresistible. Entre los caminos serpenteantes de los Valles Calchaquíes, se esconden pueblos que parecen sacados de una postal, donde el silencio de las montañas se mezcla con la calidez de su gente y las huellas de antiguas civilizaciones.

El noroeste argentino es sin dudas uno de los destinos preferidos por quienes buscan aventura, naturaleza y cultura. En esta región, los paisajes se tiñen de tonos rojizos y dorados, las costumbres se mantienen vivas y la gastronomía sorprende con sabores ancestrales. Dos pueblos salteños, en particular, conquistan a los viajeros que llegan atraídos por su historia y su encanto colonial.

Los lugares imperdibles de Salta para conocer

Cachi, ubicado en el corazón del Alto Valle Calchaquí a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar, es un verdadero tesoro entre los cerros nevados. Sus calles empedradas y sus casas blancas con techos de teja invitan a recorrerlo a pie, mientras el paisaje del Nevado de Cachi domina el horizonte. Además de su belleza natural, el pueblo guarda un importante legado arqueológico, visible en el Museo Pío Pablo Díaz, y ofrece experiencias únicas como la Ruta del Vino, el turismo astronómico y las travesías 4x4 por los caminos más altos del país.

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A solo 45 kilómetros se encuentra Molinos, una joya colonial que parece detenida en el tiempo. Rodeado por cerros y viñedos, este pequeño pueblo deslumbra con su arquitectura del siglo XVIII, como la Iglesia San Pedro Nolasco y la antigua Hacienda de Isasmendi, hoy convertida en museo. Además, Molinos es el punto de partida ideal para descubrir los viñedos más altos del mundo, participar del Festival Nacional del Poncho, Doma y Folklore, y disfrutar de una gastronomía que combina lo regional con el vino salteño de altura.

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Ambos pueblos son la esencia del turismo salteño: naturaleza pura, historia viva y una energía que invita a quedarse más tiempo del previsto. Viajar a Cachi y Molinos no es solo recorrer un destino, sino reencontrarse con lo más auténtico del norte argentino.

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