Ingrid Betancourt se desenchufó por dos semanas en una isla del Océano Índico junto a sus hijos

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Ingrid Betancourt dedicó su primer verano de libertad en más de seis años a sus hijos, en las Islas Seychelles, que concedió la nacionalidad a la ex rehén colombo-francesa de las FARC, según relata hoy el diario Le Figaro. Ya de regreso, la ocupada agenda de Ingrid incluye viajar este fin de semana a Italia para encontrarse con el Papa.

El 21 de julio, Betancourt y sus dos hijos, Melanie y Lorenzo, volaron hacia las Seychelles invitados por el Gobierno de esa isla del Océano Índico.

En las valijas de quien estuvo seis años cautiva en la selva había un vestuario completo, ofrecido por una creadora francesa de pret-a-porter, un set de cremas, regalo de un fabricante de cosméticos de alta gama, revela el matutino francés.

La ex candidata a la presidencia de Colombia fue liberada, junto a otros 14 rehenes de la guerrilla, el pasado 2 de julio en una operación del Ejército colombiano y llegó a Francia dos días después. Protagonizó un torbellino mediático-político durante casi dos semanas.

Entre 1985 y 1988, Betancourt vivió en las Seychelles, donde su entonces y primer marido, Fabrice Delloye, era consejero económico en la embajada francesa en Mahé, donde dio a luz a Mélanie y amamantó al bebé de una mujer que no podía hacerlo. Era el hijo de un ministro.

Sus allegados cuentan que estas vacaciones apagó su celular y que "ni siquiera el Elíseo conseguía contactar con ella", mientras disfrutaba con sus dos hijos, durante dos semanas, la quietud de una de las treinta villas de un lujoso hotel de una península privada de Mahé.

Un aislamiento roto sólo por un breve encuentro con el ex primer ministro francés Dominique de Villepin y su profesor en el instituto parisino de Ciencias Políticas, que hizo escala en Seychelles.

Las vacaciones terminaron y  Betancourt ya volvió a París, donde se reunió con Sarkozy en el Elíseo, antes de viajar este fin de semana a Italia para ser recibida por el Papa el lunes y entrevistarse con el presidente italiano y otros políticos.

Luego viajará a Nueva York, donde Mélanie vive y estudia, señala el diario, que no se hace eco de los insistentes rumores que circulan en París según los cuales se busca para la ex rehén un puesto en alguna organización internacional.

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