FMI, un témpano en el océano
El viernes pasado llegó la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. La señora se comporta como quien conduce la economía del país. Cenó con el presidente Mauricio Macri y al día siguiente se reunió con el ministro Nicolás Dujovne. Si Lagarde vino en persona, debe ser porque los banqueros están preocupados por sus dólares. No es para menos. Tras haber firmado el acuerdo, la única certeza fue que Argentina va camino a una recesión con inflación. Incluso existe un alto riesgo de que tenga que solicitar un "waiver" (perdón) si se supera la pauta inflacionaria del 32%, como se estableció en el "acuerdo".
Justamente, la semana pasada el FMI publicó un documento técnico sobre la situación argentina en el que se explicitan diversas recomendaciones. El título es muy sugestivo: “Requirements for the Stand-By”, que suena casi a “Réquiem para el Stand-By”. Y la verdad es que las cosas marchan para que el acuerdo no se cumpla, a pesar de lo implacable del ajuste a la sociedad.
Por eso, el Fondo aconseja acelerar las medidas. Entre ellas sobresalen: frenar la reciente reforma impositiva, suspender la quita de retenciones a la soja, profundizar la quita de subsidios a la energía y los transportes (lo que se traduce en más tarifazos), achicar el gasto en bienes y servicios un 15% en términos reales, congelar el ingreso de trabajadores al Estado, hacerles firmar paritarias del 8% a los trabajadores del sector público, recortar las transferencias a las provincias, privatizar tierras públicas y los activos de empresas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y discutir en el Parlamento el régimen jubilatorio. Todo esto dicho con palabras como "cut", "to freeze", es decir cortar, congelar. Así de crudo. Inclusive presentan dos escenarios: al menos malo lo llaman "Baseline" (cuya traducción es "punto de referencia") y al otro "Adverso".
Más allá del sesgado diagnóstico del Fondo explicando los causales de la actual situación crítica de la Argentina, interesa reparar hacia dónde cree el organismo que vamos y qué puede pasar. Todo indica que hasta ahora vamos camino al segundo escenario, el que ellos llaman "Adverso". El más benévolo, ("Baseline") (Sic) no se verifica. Lo cierto es que el Gobierno pensaba que esto era un tema de generar confianza, dar señales a los mercados y que con el solo hecho de firmar el acuerdo y reducir drásticamente los ingresos de la mayoría de los ciudadanos, todo mejoraría y, en consecuencia, los capitales vendrían a raudales. Ya pasó más de un mes y no han llegado, ni lo van a hacer, porque se espera una recesión con inflación.
La primera revisión de cuentas para controlar si se cumple o no con los parámetros, será en septiembre. En junio la inflación dio mal: 3,7%, arrimándose al fatídico 4%. En la acumulada de 12 meses está en 29,5%, o sea 30%. Y las consultoras esperan que para fin de año se vaya a 31, 32 y hasta 34%.
Ya conocemos que todos los meses hay inflación, pero esta vez fue mayor, sobre todo en alimentos que fue de 5,2%. Siempre hay alguna suba en el rubro por motivos estacionales, esta vez le tocó al tomate redondo (54,4%). Pero aún así aumentaron muchos alimentos a valores alarmantes, por encima del promedio de la inflación. El pan francés 10,8%, la harina 25,8%, fideos guiseros 7,5%, carne picada común 8,4% (la carne en general arriba del 5%), pollo 5,6%, aceite de girasol 11,8%, leche en polvo entera 4,7%, manteca 4,2%, arvejas en lata 7,7%, sal fina 7,5%, café molido 8,1%, yerba 6,3%. Y la lista sigue. Como ven, se trata de un salto importante en la mayoría de los alimentos y artículos de primera necesidad.
Frente a esta realidad, el presidente Macri pronosticó en conferencia de prensa que la inflación del año que viene va a bajar 10%. La realidad es que hasta ahora, siempre subió.
Como venimos diciendo, el plan, ya se intentó aplicar muchas veces: inflación alta para bajar el gasto y los salarios para cumplir con el FMI y así seducir a los capitales. En términos sociales siempre fracasó. Nuevamente el FMI se nos presenta como el témpano en el océano. Todo indica que el gobierno ya eligió a quienes salvará: los grandes sojeros que seguirán gozando de la quita de retenciones y los especuladores con sus tasas del 50%, mientras que para los ciudadanos, trabajadores y clases medias habrá más tarifazos, mayores despidos y menores salarios; o sea, cada vez más cerca del témpano.
* Juan Carlos Junio es Secretario General Partido Solidario y Director del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”
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