Cómo emigrar como Nómade Digital y qué precauciones se deben tener

Sociedad

Argentina está siendo testigo de un movimiento migratorio bastante significativo y, a diferencia de otras migraciones, esta tiene la particularidad de generar nómades digitales. Un Nómade Digital, o “Digital Nomad” es un trabajador remoto de locación independiente que, al no tener que estar físicamente presente en determinado lugar, puede trabajar desde cualquier lugar del mundo con una conexión a internet.

Puede entonces estar de acá para allá por el mundo en un estado de movimiento permanente que le permite no iniciar trámites migratorios en sus distintas locaciones, pudiendo permanecer como un turista perpetuo, avanzando de un lugar a otro cuando se acerca el número máximo de días que un turista puede quedarse .

La exportación de servicios, o el trabajo remoto, es lo que nosotros llamamos “Pasaporte Maestro” o “Visa Universal”, ya que permite movilizarse por el mundo generando ingresos y elegir estratégicamente los siguientes movimientos, pudiendo “vivir” aunque sea brevemente en donde el digital nomad elija.

Pero como podrán imaginarse, no todo es tan simple y existen grandes chances de meterse en problemas tanto desde el punto de vista migratorio como fiscal. Vamos a analizar 3 puntos clave que cualquier digital nomad o aspirante debe tener en cuenta.

1.La baja fiscal: si bien el hecho de permanecer en el exterior por un tiempo extendido (12 meses en el año calendario, con 90 días de gracia) es un causal de pérdida de residencia fiscal, esta no necesariamente podrá llevarse a cabo, ya que dicha pérdida implica un estudio profundo de la actividad económica, familiar y social del interesado. Para un exportador de servicios por ejemplo, emigrar puede significar un alivio respecto de la regulación argentina a la que está sujeto, pero si de un estudio del caso se concluyera que la baja fiscal no es viable, entonces estar fuera del país no lo eximiría de sus obligaciones locales. Simplemente “dejar de pagar” por el hecho de irse, únicamente traerá dolores de cabeza (y de billetera) en el futuro.

2.Las zonas grises: permanecer como turista en una jurisdicción extranjera no permite trabajar en ella. Para poder hacerlo, el interesado necesita obtener un permiso de residencia, de trabajo, o la visa correspondiente que lo habilita a hacerlo. El trabajo remoto para clientes en el exterior se encuentra entonces en una zona gris.

Si bien el digital nomad no está autorizado a trabajar, es decir, realizar su prestación desde determinado suelo, únicamente lo hace en la esfera privada de su computadora y para clientes en otras jurisdicciones. Algunos países no consideran “trabajo” a una actividad que no altera el mercado laboral local. En tanto y en cuanto no se trabaje ocupando un puesto laboral que bien podría ocupar un local, no hay problemas. Otros ofrecen claridad y eliminan la zona gris, ofreciendo visas de nómade digital pensadas exclusivamente para este mercado. Es el hecho de países como Estonia, Barbados, Georgia, Bermuda, Antigua y Barbuda y pronto muchos otros. Pero así como algunas jurisdicciones establecen claridad mediante estas visas, otras podrían hacerlo de forma restrictiva. Es fundamental estar al tanto y asesorarse respecto de la normativa de cada uno de los países que se intenta visitar mediante esta modalidad.

3- Altas Fiscales no deseadas: a menudo podemos escuchar a quienes tienen doble ciudadanía europea decir “por suerte con mi pasaporte europeo puedo quedarme todo el tiempo que quiera en cualquier parte de Europa y nadie me puede echar”. Esto es cierto, pero solo parcialmente.

Si bien es verdad que un ciudadano europeo tiene derecho a permanecer por el tiempo que guste, esto no es gratis. Un ciudadano italiano puede permanecer en Francia, pero a cambio de un número muy cercano al 50% de su renta mundial.

Nómades Digitales de todo el mundo a menudo caen en esta trampa, y es que el solo hecho del paso del tiempo en determinada jurisdicción puede tranquilamente activar obligaciones fiscales de lo más estrictas y onerosas.

Antes de emprender este tipo de aventura es fundamental asesorarse siempre respecto de la legislación local en materia de adquisición de residencia fiscal, ya que ninguna autoridad fiscal europea es particularmente famosa por su tolerancia y comprensión.

Hay que tener en cuenta que estas son sólo algunas de las precauciones necesarias y que transformarse en un nómade digital es mucho más complicado de lo que parece. Tomarse el avión y comenzar la travesía, debe ser el último paso luego de un buen asesoramiento y planeamiento estratégico.

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