Te damos los tips para escribir un libro best seller de autoayuda
* Quizás no se pueda ayudar al lector a sobrellevar las adversidades de la vida, pero al menos se podra ayudar a alguien: el autor y su economía.
El siguiente paso es dar una tarea al lector. Porque sí, para que no sienta que es un curso pasivo, sino que actúa y puede empezar desde el minuto cero a “cambiar su vida”. La autora también propone exhortar a imágenes como estar en la cima del Himalaya, aunque se esté atascado en el tránsito de la avenida General Paz.
Para el tercer paso hay que invitar a la introspección. López Ocón apuesta por convertir cualquier frase en un proverbio chino. Las soluciones a todos los problemas del mundo están adentro del lector. Lo que pasa es que están “dormidas” y el lector no se da cuenta de lo especial que es.
Así que resulta que este mundo está plagado de personas “especiales” que actúan como cretinos sólo porque sus “soluciones” se tomaron un tranquilizante de caballo.
El cuarto paso consiste en batallar contra el inconsciente, subconsciente y todo ser consciente. Mejor que hacer terapia es creer ciegamente en que todo se puede, aunque eso implique cocinar salchichas con hielo seco.
El inconsciente es “una creación de los perezosos”, como dice en clave irónica López Ocón, quien publica y edita en la revista Noticias.
Para cuando el lector llega al paso 6, esperanzado y con una indigestión por salchichas tóxicas, el autor debe machacar la idea del concepto oriental de crisis en cuanto a oportunidad de cambio. “Fracturarse la cadera es una oportunidad ideal para dedicarnos de lleno a la lectura”, plantea la autora, y aclara: “de libros de autoayuda”.
También es importante el modo en que se enuncian las pautas de un libro de autoayuda: Dar los consejos de modo magistral, como quien entrega la receta de alquimia para convertir el cartón en oro.
Además, es necesario recordarle siempre al aprensivo lector que es omnipotente, al estilo Superman. Pero López Ocón advierte que el autor “debe responsabilizarse por el uso de la capa voladora”. Usar con moderación.
Los proverbios chinos antes mencionados no servirían de nada si no tuvieran una máxima o un corolario del cuál desprenderse, del estilo “para que entre el sol es preciso abrir la ventana”, como enuncia la autora. Tan simple y tan básico que abruma.
El último paso es el más técnico: este mundo es corrupto y el abnegado autor debe probar con intrincadas estadísticas como el 79 por ciento de los chicos taiwaneses que obtuvieron su libro… pensaron que la tapa era linda, pero no leían español.
Quizás los gurúes seculares no logren que sus lectores se salven de la inevitable realidad de sus mundanas existencias, pero al menos sus libros de autoayuda habrán ayudado a algo: su economía.
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